ETA, que bajo los gobiernos Aznar se vio en los peores momentos de su historia –hostigada simultáneamente por legisladores, jueces y policía–, hoy tiene una representación parlamentaria que premia sus carnicerías e injuria a sus víctimas y a quienes defienden sus ideas sin recurrir a la violencia. Por si fuera poco, sus diputados están en posición de decidir qué iniciativas prosperarán y cuáles no... Entrar en tratos con una banda mafiosa es un error muy grave, que ella sabrá aprovechar y otros habremos de llorar amargamente.
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