Amigo Manel,
Gracias por la atención que nos dedicas y por la alusión que me toca. Sin embargo, en algunas cosas debo discrepar. Antes que nada, y aunque sólo sea cuestión de matiz, te aclaro que no somos "un partido sin aspiraciones de gobierno". Lo somos, y no a muy largo plazo. Tal vez quisiste decir "sin posibilidad inmediata de formar gobierno" en las pasadas elecciones, o bien "sin intención de gobernar si es a costa de traicionar sus principios": entonces estaremos de acuerdo.
Otra cosa: entre los miembros del consejo de dirección de UPyD sólo hay dos "políticos de viejo cuño", que son Rosa Díez y Fernando Maura, y, francamente, no me parece demasiado definitivo. Más relevante me parece, por ejemplo, que entre ellos haya varios filósofos y poetas, entre otros profesionales muy destacados. Si todos los políticos, de viejo o de nuevo cuño, fueran como Rosa o Fernando, otro gallo nos cantaría. No se puede decir de muchos políticos que hayan dejado cargos excelentemente remunerados, posiciones en partidos en el poder o muy consolidados y con enormes posibilidades de promoción (con sólo saber doblar el espinazo convenientemente) para montar un partido nuevo donde todo son incógnitas y pasando a cobrar la sexta parte de lo que cobraban o, llanamente, a no cobrar. Criticar ese "viejo cuño" en Rosa no parece un argumento muy sólido en su contra, salvo que uno atienda la demagogia del odio que supuran Zapatero y su clan.
Tu argumento -tantas veces repetido- de que sólo criticamos al PSOE no es cierto. Cualquiera puede comprobar que responsabilizamos al PP balear de la deplorable legislación lingüística que promulgó en Baleares, Galicia y Valencia, y de trapichear con -por ejemplo- Unió Mallorquina como el que más. No obstante, parece razonable criticar principalmente la acción del gobierno, en vez de hacerle oposición a la oposición; máxime cuando se trata, más bien, de la inacción del gobierno. Tus fobias personales te pierden, aquí como en tu intento de asociarnos a medios de comunicación conservadores. Allá cada medio con su política: nosotros no negamos entrevistas a nadie. Es El País el que recorta la imagen de Rosa en sus fotografías (y no es sólo una manera de hablar: lo hace comprobadamente). Por otra parte, ¿acaso te parece más progresista que El Mundo un diario que publica la columna de Payeras que comentaba ayer? Insisto: allá cada cual con sus manías; nosotros estamos a lo nuestro, que es acercar el debate al ciudadano y buscar la regeneración de la democracia.
Y en cuanto a la "banalización" del mensaje de UPyD, lo siento: a los ciudadanos les preocupa el recorte de sus derechos, y por eso piden soluciones como la libertad de elección de la lengua vehicular en la escuela. Es un movimiento cívico que UPyD refleja, y muy orgullosamente. Pero mentirá quien diga que UPyD es "monotemático": no hay más que visitar la web de UPyD para comprobar que nos preocupan los derechos lingüísticos, pero también el terrorismo, el caos y la corrupción institucional de la Justicia, la función militar, la Unión Europea, la reforma de la ley electoral, las hipotecas (presentando proposiciones de ley en el Congreso que tienen que ver con la realidad, y no como el inefable ministro Sebastián)...
Y que te quede bien claro: preocuparse por la discriminación a los castellanohablantes o por la falta de libertad en el País Vasco quizá no sea progre, pero sí progresista en el más noble sentido de esta manoseada palabra: el debilitamiento del estado en España sólo traerá -ya trae- como consecuencias la desigualdad entre los ciudadanos y el recorte de las libertades, pese al insistente discurso centrífugo o francamente paleto que nos venden los nacionalistas y pese al oportunismo irresponsable del PSOE (ese partido que se deja chantajear por partidos como ERC o UM) y del PP (que vendería a la niña de Rajoy con tal de tocar poder; que es cosa muy distinta a gobernar). Sinceramente, creo que esos cuatro diputados y la posición de Rosa como segunda líder política más valorada que ya nos atribuye La Vanguardia (un diario que no se caracteriza precisamente por sus simpatías hacia UPyD) significan que, pese a la exigua atención por parte de la prensa y los bancos, no vamos por mal camino.
Como siempre, saludos muy cordiales. Periodista Digital. Baleares Liberal.
30 septiembre 2008
29 septiembre 2008
UPyD, Rosa Díez y los sectarios
Así como un periodismo crítico y de calidad es ingrediente imprescindible de las democracias plenas, no es menos cierto que las democracias devaluadas suelen caracterizarse por una prensa salteada de mamporreros. Concluida la reciente visita a Palma de Rosa Díez, Carlos Martínez Gorriarán y Fernando Savater, fundadores de Unión, Progreso y Democracia, resuenan ecos en la prensa balear y algún profesional de la estafa al lector vierte aún su estéril simiente de odio.
Me refiero a Miquel Payeras: en su columna del pasado día 23 niega la posibilidad de que, tal y como reclamamos la diputada de UPyD y muchos miles de españoles, el Gobierno disuelva los ayuntamientos vascos en que está presente ETA, en lógica aplicación de la Ley de Bases Local y del sentido común, como se hizo antes con la corrupta Marbella.
Cualquiera podría rebatir al señor Payeras, pero no merece razones quien en su momento sólo aportó insultos. Se limitó a negar dicha posibilidad y, a continuación, aplicar a la valiente diputada vasca expresiones como “imbecilidad”, “cinismo absoluto”, “procacidad desvergonzada”, “esta tipa”, “peligro para la convivencia democrática”, “discurso primario e irracional”, “iluminada”, “infinitas ansias de protagonismo”, “gente sin escrúpulos”… El señor Payeras demuestra ser un sectario de libro: incapaz de argumentar, descalifica movido por el rencor que tantos miembros del establishment zapateril profesan a la mujer que puso y pone cada día en evidencia su asociación con el poder, su desconexión de la sociedad y su abandono de los principios. Mueve a Payeras, al parecer, el mismo odio africano que brilla en los ojos de Zapatero cuando Rosa deconstruye su burda demagogia en el Congreso. Si en vez de atender consignas escuchara el discurso libérrimo de Rosa y de tantos ilustres progresistas como participan del proyecto de UPyD, y a quienes el señor Payeras como demócrata –hay que decirlo– no llega seguramente ni a la suela de los zapatos, entonces merecería argumentos. Así, no. Periodista Digital. Última Hora.
Me refiero a Miquel Payeras: en su columna del pasado día 23 niega la posibilidad de que, tal y como reclamamos la diputada de UPyD y muchos miles de españoles, el Gobierno disuelva los ayuntamientos vascos en que está presente ETA, en lógica aplicación de la Ley de Bases Local y del sentido común, como se hizo antes con la corrupta Marbella.
Cualquiera podría rebatir al señor Payeras, pero no merece razones quien en su momento sólo aportó insultos. Se limitó a negar dicha posibilidad y, a continuación, aplicar a la valiente diputada vasca expresiones como “imbecilidad”, “cinismo absoluto”, “procacidad desvergonzada”, “esta tipa”, “peligro para la convivencia democrática”, “discurso primario e irracional”, “iluminada”, “infinitas ansias de protagonismo”, “gente sin escrúpulos”… El señor Payeras demuestra ser un sectario de libro: incapaz de argumentar, descalifica movido por el rencor que tantos miembros del establishment zapateril profesan a la mujer que puso y pone cada día en evidencia su asociación con el poder, su desconexión de la sociedad y su abandono de los principios. Mueve a Payeras, al parecer, el mismo odio africano que brilla en los ojos de Zapatero cuando Rosa deconstruye su burda demagogia en el Congreso. Si en vez de atender consignas escuchara el discurso libérrimo de Rosa y de tantos ilustres progresistas como participan del proyecto de UPyD, y a quienes el señor Payeras como demócrata –hay que decirlo– no llega seguramente ni a la suela de los zapatos, entonces merecería argumentos. Así, no. Periodista Digital. Última Hora.
27 septiembre 2008
Políticos baleares
Tras la polémica servida en días recientes y hasta hoy en torno a la cascada de destituciones de miembros del Govern pertenecientes a dos facciones enfrentadas de Unió Mallorquina y a la continuidad del consejero de Turismo, don Francesc Buils, una polémica en la que en ningún momento se han debatido ni contenidos programáticos ni acciones concretas de gobierno, sino exclusivamente cargos y cuotas de poder, desde UPyD queremos recordar a la Ejecutiva de Unió Mallorquina que los altos cargos del Govern no fueron designados para actuar en pro de su partido ni en el de sus miembros o corrientes, sino en el de todos los ciudadanos.
En Baleares la consejería de Turismo es un elemento clave de la administración y su continuidad no puede estar sometida a mezquindades partidarias; digan lo que digan los estatutos de UM y el llamado Pacto de Gobierno del hexapartito, el presidente Antich es moral y legalmente el único responsable de designar y destituir a los miembros del Gobierno de Baleares, y no el líder de una formación que apenas alcanzó el 6,75% de los sufragios en las pasadas elecciones. No parece, además, que la sustitución del consejero Buils, que acaba de ser respaldado por el sector hotelero, sea urgente en términos de gestión; o al menos no antes que la de otros consejeros.
Desde UPyD, que propone una manera de entender la política que nada tiene que ver con el actual autismo de los partidos baleares, hemos instado formalmente al señor Antich a que explique en qué cree que contribuye el deplorable baile de cargos aludido a la consecución del bien común y, si cree que no lo hace, a que indique qué medidas piensa adoptar para impedir que los ciudadanos sigan asistiendo al bochornoso y poco edificante espectáculo de un gobierno inoperativo, unos partidos aferrados al poder por el poder y un presidente sin autoridad. Periodista Digital.
En Baleares la consejería de Turismo es un elemento clave de la administración y su continuidad no puede estar sometida a mezquindades partidarias; digan lo que digan los estatutos de UM y el llamado Pacto de Gobierno del hexapartito, el presidente Antich es moral y legalmente el único responsable de designar y destituir a los miembros del Gobierno de Baleares, y no el líder de una formación que apenas alcanzó el 6,75% de los sufragios en las pasadas elecciones. No parece, además, que la sustitución del consejero Buils, que acaba de ser respaldado por el sector hotelero, sea urgente en términos de gestión; o al menos no antes que la de otros consejeros.
Desde UPyD, que propone una manera de entender la política que nada tiene que ver con el actual autismo de los partidos baleares, hemos instado formalmente al señor Antich a que explique en qué cree que contribuye el deplorable baile de cargos aludido a la consecución del bien común y, si cree que no lo hace, a que indique qué medidas piensa adoptar para impedir que los ciudadanos sigan asistiendo al bochornoso y poco edificante espectáculo de un gobierno inoperativo, unos partidos aferrados al poder por el poder y un presidente sin autoridad. Periodista Digital.
26 septiembre 2008
Por qué UPyD en Baleares
Con motivo de la reciente visita de Rosa Díez, Carlos Martínez Gorriarán y Fernando Savater a Palma, cabe que alguien se pregunte: ¿por qué, para qué UPyD en las islas? De hecho, algún comentarista ha manifestado la convicción de que UPyD no tiene espacio en el panorama político insular. Lógicamente nadie esperará que uno esté de acuerdo, pero me gustaría además argumentar brevemente no sólo la necesidad de un partido como Unión, Progreso y Democracia en Baleares, sino la franca confianza que muchos tenemos en que su entrada en las instituciones mallorquinas, menorquinas e ibicencas es sólo cosa de esperar a los próximos comicios locales, y de haber conseguido, claro está, trasladar al electorado nuestro mensaje de consenso y sentido común.
Hay motivos generales para el optimismo. El precedente de las elecciones generales, donde UPyD consiguió, en frase de su portavoz y nueva diputada, “colar una piragua entre dos portaaviones”, nos da motivos para pensar que a UPyD le espera un gran crecimiento, como ya señalaron las encuestas oficiales sólo tres meses después de aquellos comicios y ha confirmado la reciente encuesta publicada por La Vanguardia. En aquel momento apenas nadie nos conocía, los medios no nos prestaban atención, los bancos no nos concedían créditos… La campaña de febrero-marzo fue a cara de perro, fruto del esfuerzo y la imaginación y no de un talonario que nadie puso a nuestra disposición, tal vez porque nosotros no ofrecíamos nada a cambio. Hoy es de sobra conocido que UPyD tiene una diputada que, por cierto, hace ella sola mejor la tarea de la oposición que los viejos partidos; nuestros recursos han crecido (hemos pasado de la más absoluta miseria a una pobreza digna, como suele recordar Gorriarán); y el paso del tiempo y la experiencia van logrando que el partido se afiance y organice en toda España con solidez creciente.
Pero también hay razones particulares. Baleares comparte una con regiones como Galicia o Cataluña: la presión creciente del nacionalismo, que pretende imponer un proceso de construcción de su nación ficticia a través de la imposición lingüística en la escuela y otros ámbitos y la difusión de prejuicios de tipo identitario so capa de normalización lingüística. UPyD garantiza a sus votantes la defensa de los principios del bilingüismo a través de la libertad de elección de lengua vehicular en la escuela, y esto es algo que la mayor parte del electorado entiende como algo sensato y positivo –y me refiero a los hablantes de castellano y catalán por igual: no nos dejemos engañar por la cantinela sectaria.
Otro motivo para que muchos deseen la irrupción de una nueva fuerza de progreso en las instituciones baleares es nuestra apuesta por la regeneración democrática: no solamente combatiremos la corrupción delictiva, ésa que consiste en llenarse el bolsillo con el dinero de los ciudadanos y de la que según parece todos los partidos van a acabar por darnos ejemplos cumplidos, sino que también tomaremos serias medidas contra la corrupción estructural: la de un sistema representativo y administrativo que ha degenerado en estéril partitocracia. UPyD considera que no es normal que un gobierno –el de Antich– dedique un año de legislatura a la más absoluta inacción. Gobernar no es prolongar los proyectos que aprobaron PP y UM, y que tanto PSOE como Bloc habían denostado y prometido anular si gobernaban (Son Espases, segundo cinturón de Palma). Gobernar no es llamar “pacto” a renunciar a promesas y principios y a toda iniciativa que moleste a alguno de los múltiples y microscópicos socios a cambio del acceso franco a los presupuestos públicos. Gobernar no es dedicar cuantiosos recursos a campañas de adoctrinamiento como la titulada “Ara és la teva”, a organizaciones identitarias parásitas como la OCB o Joves de Mallorca per la Llengua, a macrobotellones sectarios como el Acampallengua, a financiar colegios de inmersión lingüística en el sur de Francia mientras los escolares han de pagar una fortuna por unos libros de texto cuya lengua puede que no dominen para, encima, recibir finalmente unas clases de bajísima calidad en barracones prefabricados…
Gobernar es, en cambio, apostar con fuerza por una educación de calidad y bilingüe, que deje de centrar todo su interés en la palabrería pedagógica, en la exclusión del castellano, en el incremento continuo del (mal) gasto y en acomodar amiguetes en despachos y en comisiones de servicio, y por el contrario atienda en lo académico a los valores de la excelencia y la disciplina, así como al aprendizaje esforzado de contenidos, y en lo administrativo a una estricta economía de recursos. Gobernar es decir basta al tráfico de influencias y a la constante y desmesurada proliferación de la administración y la burocracia. Gobernar es impedir que grupos de presión que no representan a nadie sino a su propia red clientelar (como el GOB, la OCB o grupos empresariales y mediáticos de todos conocidos) influyan en la toma de decisiones políticas. Gobernar es negarse a que el contribuyente siga financiando el inmenso agujero negro con que IB3 beneficia a unos pocos avispados. Gobernar es cumplir los compromisos electorales aunque eso signifique que un socio incómodo nos retire su apoyo.
Quizá hemos olvidado que es posible gobernar en minoría, buscando en lo posible apoyos puntuales con fidelidad a los compromisos adquiridos con el electorado; el problema de esto es que no asegura la poltrona cuatrienal para todos, y aquí de lo que se trata es de esto. ¿Qué pintan partidos sectarios y antiestado –además de casi ignorados por el electorado– como ERC o PSM al frente de departamentos tan importantes como Interior, Cultura o Política Lingüística? ¿Por qué la política se entiende como plataforma desde la que servir los intereses de la oligarquía local antes que los de los ciudadanos? ¿En qué país desarrollado quedaría políticamente impune un comportamiento institucional tan irresponsable como el que ha demostrado esta semana UM, con cascada de destituciones de altos cargos incluida, obviando la gestión del bien común para dirimir sus mezquinas disensiones internas? Esto sucede en España, y desde UPyD nos comprometemos a aplicar a la política el sentido de estado y de la responsabilidad que parece haberse perdido en Baleares y una nueva actitud en que los principios y el compromiso con la ciudadanía queden siempre por encima de consideraciones de poder. Y estamos convencidos de que los ciudadanos lo van a apreciar. Periodista Digital. Baleares Liberal.
Hay motivos generales para el optimismo. El precedente de las elecciones generales, donde UPyD consiguió, en frase de su portavoz y nueva diputada, “colar una piragua entre dos portaaviones”, nos da motivos para pensar que a UPyD le espera un gran crecimiento, como ya señalaron las encuestas oficiales sólo tres meses después de aquellos comicios y ha confirmado la reciente encuesta publicada por La Vanguardia. En aquel momento apenas nadie nos conocía, los medios no nos prestaban atención, los bancos no nos concedían créditos… La campaña de febrero-marzo fue a cara de perro, fruto del esfuerzo y la imaginación y no de un talonario que nadie puso a nuestra disposición, tal vez porque nosotros no ofrecíamos nada a cambio. Hoy es de sobra conocido que UPyD tiene una diputada que, por cierto, hace ella sola mejor la tarea de la oposición que los viejos partidos; nuestros recursos han crecido (hemos pasado de la más absoluta miseria a una pobreza digna, como suele recordar Gorriarán); y el paso del tiempo y la experiencia van logrando que el partido se afiance y organice en toda España con solidez creciente.
Pero también hay razones particulares. Baleares comparte una con regiones como Galicia o Cataluña: la presión creciente del nacionalismo, que pretende imponer un proceso de construcción de su nación ficticia a través de la imposición lingüística en la escuela y otros ámbitos y la difusión de prejuicios de tipo identitario so capa de normalización lingüística. UPyD garantiza a sus votantes la defensa de los principios del bilingüismo a través de la libertad de elección de lengua vehicular en la escuela, y esto es algo que la mayor parte del electorado entiende como algo sensato y positivo –y me refiero a los hablantes de castellano y catalán por igual: no nos dejemos engañar por la cantinela sectaria.
Otro motivo para que muchos deseen la irrupción de una nueva fuerza de progreso en las instituciones baleares es nuestra apuesta por la regeneración democrática: no solamente combatiremos la corrupción delictiva, ésa que consiste en llenarse el bolsillo con el dinero de los ciudadanos y de la que según parece todos los partidos van a acabar por darnos ejemplos cumplidos, sino que también tomaremos serias medidas contra la corrupción estructural: la de un sistema representativo y administrativo que ha degenerado en estéril partitocracia. UPyD considera que no es normal que un gobierno –el de Antich– dedique un año de legislatura a la más absoluta inacción. Gobernar no es prolongar los proyectos que aprobaron PP y UM, y que tanto PSOE como Bloc habían denostado y prometido anular si gobernaban (Son Espases, segundo cinturón de Palma). Gobernar no es llamar “pacto” a renunciar a promesas y principios y a toda iniciativa que moleste a alguno de los múltiples y microscópicos socios a cambio del acceso franco a los presupuestos públicos. Gobernar no es dedicar cuantiosos recursos a campañas de adoctrinamiento como la titulada “Ara és la teva”, a organizaciones identitarias parásitas como la OCB o Joves de Mallorca per la Llengua, a macrobotellones sectarios como el Acampallengua, a financiar colegios de inmersión lingüística en el sur de Francia mientras los escolares han de pagar una fortuna por unos libros de texto cuya lengua puede que no dominen para, encima, recibir finalmente unas clases de bajísima calidad en barracones prefabricados…
Gobernar es, en cambio, apostar con fuerza por una educación de calidad y bilingüe, que deje de centrar todo su interés en la palabrería pedagógica, en la exclusión del castellano, en el incremento continuo del (mal) gasto y en acomodar amiguetes en despachos y en comisiones de servicio, y por el contrario atienda en lo académico a los valores de la excelencia y la disciplina, así como al aprendizaje esforzado de contenidos, y en lo administrativo a una estricta economía de recursos. Gobernar es decir basta al tráfico de influencias y a la constante y desmesurada proliferación de la administración y la burocracia. Gobernar es impedir que grupos de presión que no representan a nadie sino a su propia red clientelar (como el GOB, la OCB o grupos empresariales y mediáticos de todos conocidos) influyan en la toma de decisiones políticas. Gobernar es negarse a que el contribuyente siga financiando el inmenso agujero negro con que IB3 beneficia a unos pocos avispados. Gobernar es cumplir los compromisos electorales aunque eso signifique que un socio incómodo nos retire su apoyo.
Quizá hemos olvidado que es posible gobernar en minoría, buscando en lo posible apoyos puntuales con fidelidad a los compromisos adquiridos con el electorado; el problema de esto es que no asegura la poltrona cuatrienal para todos, y aquí de lo que se trata es de esto. ¿Qué pintan partidos sectarios y antiestado –además de casi ignorados por el electorado– como ERC o PSM al frente de departamentos tan importantes como Interior, Cultura o Política Lingüística? ¿Por qué la política se entiende como plataforma desde la que servir los intereses de la oligarquía local antes que los de los ciudadanos? ¿En qué país desarrollado quedaría políticamente impune un comportamiento institucional tan irresponsable como el que ha demostrado esta semana UM, con cascada de destituciones de altos cargos incluida, obviando la gestión del bien común para dirimir sus mezquinas disensiones internas? Esto sucede en España, y desde UPyD nos comprometemos a aplicar a la política el sentido de estado y de la responsabilidad que parece haberse perdido en Baleares y una nueva actitud en que los principios y el compromiso con la ciudadanía queden siempre por encima de consideraciones de poder. Y estamos convencidos de que los ciudadanos lo van a apreciar. Periodista Digital. Baleares Liberal.
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