Estimado J***:
Conforme pasa el tiempo, se hace más y más notoria la distancia que separa a las personas que se pusieron al servicio del partido para hacer política de las que desde el minuto cero pensaron en hacer del partido trampolín de su vanidad, terapia personal o qué sé yo. Hoy, mientras algunos os divertís en los blogs y en los foros chismorreando y poniendo apodos pueriles a Rosa y demás miembros del Consejo de Dirección, otros participan en la empresa política de mayor calado en España desde 1978. Y para ello algunos se dejan el pellejo (por no mencionar el número de horas de trabajo ni otros muchos sacrificios personales) en organizar la estructura territorial del partido, en formar grupos de trabajo especializados, en redactar y publicar documentos, en gestionar las relaciones con la prensa, en llevar a cabo campañas cuando toca y en prepararse para cuando llegue el momento de acometer las reformas que propugnamos. Entre tanto, en el ya viejo sector crítico (el mismo que en su día infectó gravemente Ciudadanos) seguís dedicándoos a lo de siempre, puesto que es gratis: criticar en Internet la “falta de democracia interna”, sobre la que al parecer sois los únicos que tenéis estudios fundados. El partido crece sin parar, hay un procedimiento establecido para participar y para ejercer la crítica constructiva y quien quiere lo hace: conoces a algún miembro del Consejo Político que en cierta sesión discrepó de la Mesa en sus mismas barbas y ganó una votación contra la posición defendida reiteradamente por Gorriarán, y hasta el día de hoy ninguna centella ha fulminado al osado. Debe ser porque discrepaba desde la lealtad al partido y el esfuerzo demostrado a diario.
Y en noviembre celebramos un congreso para definir entre todos, mediante un procedimiento democráticamente impecable e inédito en otros partidos, cómo va a ser UPyD en los próximos años. Pero no: algunos, ¡incluso aunque no sean militantes!, siempre se permitirán afirmar que no hay democracia interna si no se les hace caso; aunque suelan decir tonterías o ignoren algo tan sencillo de comprender como la necesidad del liderazgo y el respeto a las normas en todo grupo organizado, que no sólo no contradicen la democracia sino que estrictamente la hacen posible. Pero es que en este partido preferimos hacer caso a los que aportan ideas, a los que hacen política para adultos, a los que vienen con un proyecto bajo el brazo; y no a los que llevan años enredando de partido en partido sobre cuestiones puramente orgánicas e instrumentales y dando a todos lecciones de democracia (en definitiva, sobre cómo figurar ellos y no los demás), acariciándose los unos a los otros o a sí mismos en los comentarios de sus blogs, traicionando confidencias, mintiendo o equivocándose sobre devenires locales y anécdotas nacionales porque nunca supieron nada del partido sino a través de Internet, que es su reducto vital, inundando de spam los buzones, destilando durante horas y horas al día una verborrea cibernética que no reformará ninguna institución ni despabilará ninguna conciencia. Esto si pensamos bien; si pensamos mal, pensaremos que alguien promueve este insólito hormigueo de blogueros y foreros a destajo y que no se trata de personajes desequilibrados o inmaduros, sino más bien interesados.
Pero hay vida más allá de Internet. No son esta clase de críticos los que colocaron a UPyD en los parlamentos español, vasco y europeo, y la esperanza de un cambio en el corazón de muchos españoles. Ánimo: seguid a lo vuestro, que los demás seguirán a lo suyo. Nunca me comunico con este curioso gremio vuestro de los disidentes en la red si puedo evitarlo, porque hay formas mejores de perder el tiempo, pero a ti, ya que tuvimos una relación cordial, quería decirte que me decepciona tu actitud y que ahora siento haberte dado un día mi confianza, porque me parece que la eché en saco roto: en nada mejoró ni va a mejorar este hermoso proyecto.
Saludos. Periodista Digital.