19 enero 2012

Traducción

Original:

A UPyD li han pres l'espai i el discurs


El gir del PP cap a la dreta en matèria lingüística està deixant UPyD sense discurs. S'hauran de repensar i reinventar. Com és possible que el PP, que té desenes i desenes de milers de votants catalanoparlants, estigui tan obsessionat per deixar sense espai a la gent de Calbarro?

(Diari de Balears, 18 de enero de 2012)

Traducción:

El discurso moderado de UPyD se impone


La vuelta del PP al sentido común en materia lingüística demuestra la sensatez del discurso de libertad defendido por UPyD. Seguirán influyendo decisivamente en la política balear. ¿Cómo es posible que el PP, que tiene decenas de miles de votantes razonables, haya estado tan perdido en posiciones más propias del separatismo radical?

Como ven, no se trataba de una traducción del catalán al español, sino del identitario al demócrata. Aquí las lenguas tienen poco que ver. Y todavía hablan de obsesiones...


02 enero 2012

Prometer hasta meter

Aunque Rajoy no les convencía mucho, había que votarle -decían-, bien que fuera con la nariz tapada, para echar a Zapatero.

El candidato popular lo aseguró en la campaña: "No subiremos los impuestos", y es normal que lo dijera, porque llevaban años criticando a Zapatero por subirlos. Esperanza Aguirre lo había tuiteado: "Hoy mostramos libremente nuestro desacuerdo con un gobierno que, tras provocar la crisis económica más grave en 50 años, sube los impuestos" (18 de abril de 2010); y "La mejor política fiscal es la que, en lugar de subir los impuestos, lo que hace es bajarlos en cuanto sea posible" (4 de febrero de 2011)... Javier Arenas también había dicho recientemente la suya: "No se puede estar todo el día subiendo impuestos porque, a más impuestos, hay menos renta disponible para el consumo y la inversión" (5 de octubre de 2011).

Hoy nos encontramos a Soraya Sáenz de Santamaría anunciando las mismas medidas que podría haber anunciado Rubalcaba si hubiese ganado las elecciones. Más impuestos para las rentas del trabajo. Ni hablar de recortar enormes gastos superfluos como diputaciones provinciales, embajadas catalanas, subvenciones a los sindicatos y patronales (con un 20% de las subvenciones directas nos tendremos que conformar), retiros millonarios para consejeros políticos en cajas, televisiones y empresas públicas. Para qué.

¿Qué dirán hoy Aguirre y Arenas? Probablemente lo mismo que me arguye un amable comentarista: que la culpa es del gobierno saliente, que ha dejado las arcas públicas en un estado ruinoso. Que hay que dar confianza al nuevo gobierno, dejarle maniobrar. Pero entonces, me pregunto yo, ¿por qué aseguraron lo contrario? ¿El manirrotismo proverbial del presidente Zapatero, junto con la propia aversión del Partido Popular a enfrentarse con los verdaderos problemas de España (el despilfarro autonómico, la decadencia institucional) no les permitía prever la necesidad de medidas como éstas?

Nos quieren convencer de que es lícito que los políticos prometan cualquier cosa para ganar las elecciones y después digan digo donde habían dicho Diego. "Prometer hasta meter, y después de haber metido, olvidar lo prometido", reza una máxima popular no exenta de cinismo. O bien es que confían en la poca memoria de los españoles. Pero -lo siento mucho- yo no pienso olvidar ni dejarme convencer. Dejando a un lado la consideración de que sea necesario o no subir los impuestos (y a mí me parece que hay demasiados gastos superfluos que recortar antes de cargar el problema sobre los hombros de los ciudadanos que menos tienen), Rajoy incurre en una grave responsabilidad cuando hace radicalmente lo contrario de lo que prometió: nos transmite la idea de que nuestros representantes pueden engañarnos y fumarse un puro; la idea de que los ciudadanos somos como menores de edad a los que hay que proteger de la realidad, a los que si hay que mentirles se les miente -por su bien, claro está. Pero desengáñense: no es por nuestro bien, sino por puro interés de los partidos políticos. Conmigo que no cuenten: cada vez que el PP incumple una promesa electoral pierde credibilidad. Es su responsabilidad, y no la mía, mantener esa credibilidad, y de momento la incoherencia de su discurso -en el tiempo y en el espacio- no ayuda en nada a mantenerla.

Lo peor de todo es que cargar al ciudadano con más impuestos tras haber certificado que no se tiene ninguna intención de meter en cintura la mayor causa reconocida del déficit público (el gasto desatado de las comunidades autónomas, que siguen sin hacer sus deberes) sólo nos garantiza que seguiremos financiando los excesos a costa del gasto social, por lo que el ciudadano se verá perjudicado doblemente y los políticos despilfarradores seguirán haciendo de las suyas aparentemente sin control, como hasta ahora.  Álvaro Anchuelo lo ha explicado muy bien en un texto reciente.

Unos y otros lo llamaron "voto útil", para ahora encontrarse de nuevo (PP o PSOE, ¿qué más da?) frente a un Gobierno que maniobra antes contra el ciudadano más débil que contra los responsables de los problemas reales, y encima usando la misma neolengua que tanto gustaba al felizmente acabado presidente del talante ("recargo solidario", nos dicen ahora). Ya hay quien lo ha ilustrado con gran acierto. Sólo me falta escuchar a Rajoy haciendo retruécanos y quiasmos infantiles para recordarme que seguimos en Babia.

Próspero 2012.