31 marzo 2011

Vistalegre, un paso más (o menos)

Todo me dice últimamente que el 22 de mayo la sorpresa va a ser mayúscula.

Ayer, sin ir más lejos -y sólo voy a hablar de ayer-, al dejar a los niños en el cole por la mañana, una de las mamás se arrimó y me confesó: "Mi marido y yo os vamos a votar".

Fui a arreglarme el pelo y la peluquera me dijo: "Cuenta con mi voto"; ¡y alguien que está a tus espaldas con unas tijeras en la mano no tiene necesidad alguna de mentirte!

También ayer, tenía consulta con el fisioterapeuta: acumulo toda la falta de sueño y la tensión de la precampaña en la espalda, que se me pone más dura que la cara de algunos vicepresidentes de gobierno. El fisio, mientras me machacaba el trapecio, me aseguraba: "Que sepas que mi voto lo tenéis".

Tuve una comida de trabajo con dos amigos: también votarán a UPyD, porque están convencidos de que es absolutamente necesario si es que queremos remediar los males de España.

Alguien más que me encontré me dijo, muy convencido: "Es que no os imagináis los votos que vais a tener: mucha gente está hablando de probar con UPyD, lo oigo todos los días, la sorpresa va a ser gorda".

Todo esto sólo ayer, y no precisamente durante una acción de reparto de propaganda, ni en una mesa informativa. Y es verdad que se trata de gente que te conoce; pero a esa gente le gusta el mensaje, porque de lo contrario podría callar y quedaría en paz. Y esa gente habla con otra gente...

Todo esto sólo ayer, todo esto ya antes de Vistalegre. El domingo 3, a las doce del mediodía, los asistentes a la vieja Plaza de Toros de Vistalegre -y quienes no pudiendo venir nos han apoyado- estaremos certificando que somos capaces de afrontar un desafío. Sabremos que estaremos haciendo lo que debemos hacer: tomar la política de la mano de los políticos profesionales y hacernos cargo de ella con nuestro compromiso. Aportaremos ese euro simbólico que nos viene a recordar que la política nos cuesta, nos tiene que costar, es inevitable que nos cueste: porque se trata de un compromiso civil en el que nadie nos regala nada y jamás debemos creernos que es gratuita, salvo que prefiramos ser siervos y no dueños de nuestro destino. El euro de Vistalegre significa que sabemos perfectamente que los mitines del PP y del PSOE no son gratis: los pagamos todos los ciudadanos por vías no del todo explicadas; pero sólo acuden los ya convencidos.

¿Acaso ese tipo de mítines son política? ¿No son, más bien, rediles subvencionados -también- por el contribuyente? ¿No quieren recordar a la masa su condición doméstica? Pero muchos en España preferimos el ágora al redil, y Vistalegre, que podría haber sido redil, por el miedo del PSOE a la democracia y por nuestro coraje va a ser ágora. Puede que la primera ágora -en el sentido de asamblea verdaderamente política- que se celebre en España en décadas. Puede ser un paso más camino de la nueva política. Puede que el mensaje de Vistalegre llegue a más peluqueras, a más fisioterapeutas, a más empresarios, a más madres preocupadas por el futuro de sus hijos; a más españoles conscientes de que nos jugamos mucho en los próximos comicios.

(Algunos se preguntarán: pero ¿por qué habla este de Vistalegre en primera del plural, como si fuese cosa suya? Pues por eso mismo, amigos: porque Vistalegre es mío, es nuestro. Porque nosotros lo decidimos y nosotros lo pagamos. Y porque lo afrontamos como cosa propia y no como dádiva del poderoso, ni para hacerle la ola al poderoso, sino más bien para congregar una marea ciudadana plural y libre. Vistalegre es mío.)

En fin, he de confesar que todo ello me anima mucho y, al mismo tiempo, la posibilidad casi cierta de que tengamos éxito y la responsabilidad que va asociada me asustan: hay ratos en que me pregunto por qué se me ocurriría a mí embarcarme en esta especie de torbellino que nunca cesa, con lo bien que estaría yo entre mis libros, que no me producen contracturas ni nada parecido... Pero luego veo el vídeo de Rosa dándoles leña a "ustedes y ustedes" a propósito del CGPJ y se me quitan todas las preguntas. Y veo el vídeo de convocatoria de Vistalegre y el horizonte se promete más y más ancho.

Mucho ánimo a todos mis compañeros: este domingo en Vistalegre -y perdonad la solemnidad, pero os aseguro que lo creo así- no damos ni menos ni más que todo un paso hacia nuestra madurez política como pueblo. Y la mayúscula sorpresa que algunos se llevarán en mayo será, sí, otro paso. Ni más, ni menos.