26 junio 2005

Matrimonio, claro

El argumento de que el matrimonio siempre fue heterosexual es semejante al ya superado de que las mujeres nunca ostentaron cargos públicos: porque un fenómeno que consideramos imperfecto lo haya sido siempre no dejaremos de desear su reforma. El lenguaje busca las formas de que nos entendamos, y que el contenido de la palabra “matrimonio” se amplíe no inducirá a confusión mayor que la que produjo la palabra “coche” cuando dejó de designar un vehículo arrastrado por caballos para significar “automóvil”: en eso consiste el progreso. Última Hora.

13 junio 2005

En tren o a solas

Hay un momento para que hablen ingenieros y contables y delimiten los requisitos técnicos y presupuestarios de un proyecto ferroviario; y hay también, o debería haber, un momento para los políticos: para confirmar que deseamos un modelo de sociedad insolidaria, despreocupada de valores ambientales y humanos o, al contrario, apostar –en la parcela correspondiente– por una comunidad más auténtica. En un vagón de tren se ahorra, se lee, se conversa, se comparte un espacio: se es. En el asfalto se consume; se es veloz. Qué pobreza. Última Hora.

11 junio 2005

Mezquindades

La Europa que nació en 1957 en Roma nunca fue un proyecto popular. A menudo creció contra las mezquindades –o generosidades– de sus miembros, forzada por voluntad de las elites económicas, que no conocen fronteras. Por ello no parece que la negativa francoholandesa (como las que vendrán) pueda determinar otra cosa que cierta demora. Lo más triste es que el componente progresista que encierra ese no masivo será desatendido: con o sin Constitución, antes o después, tendremos Europa; mas no necesariamente una Europa social y solidaria. Última Hora.

08 junio 2005

¿Colonialistas?

Duele comprobar cómo un excelente columnista como Pere Bonnín toma la polémica acerca del Archivo de Salamanca como excusa para arremeter contra el “espíritu colonialista castellano” y la “España profunda que grita vivan las caenas” partiendo, cómo no, de la premisa de que “España es una ampliación de Castilla”.

Tal afirmación, que obra en la conciencia de multitud de españoles y, desde luego, de todos los nacionalistas periféricos, no por repetida es más cierta. Lo cierto es, más bien, que una monarquía absoluta de aspiraciones universales escogió como modelo administrativo, referencia cultural y fuente de recursos económicos y demográficos aquél de sus territorios que se los ofrecía a su mejor conveniencia. Esta política, cuajada en distintas fases (los Austrias, los Borbones, el liberalismo, el franquismo) en diversos sentidos e intensidades, tuvo como consecuencia, entre otras, una Castilla esquilmada en provecho del conjunto. ¿Hablamos de greuges, de deudas históricas?

En cuanto al “espíritu colonialista” de los castellanos y a su afición por las caenas, ¿a qué castellanos se refiere el señor Bonnín? ¿A los ajusticiados por Carlos V tras las Comunidades? ¿A los perseguidos por luteranos o judaizantes? ¿A los que combatieron a Fernando VII? ¿A los que dieron su vida por la República en el frente? ¿A los que luego fueron víctimas del franquismo, muertos, desaparecidos o exiliados? Por otro lado, hay que recordar que muchos mallorquines consideran colonialistas a quienes hablan de Països Catalans. ¿De esto se trata? ¿De enfrentarnos los unos a los otros en bloque, como si no existieran los matices?

Reducir la historia de la lucha de clases –que es, en definitiva, en lo que consiste la Historia– a un enfrentamiento entre pueblos, y atribuir a éstos los comportamientos que caracterizan a aquéllas, es un error que sólo cometen los nacionalistas; entre ellos, muchos castellanos que defienden la permanencia en Salamanca de los documentos expoliados tras la guerra. Pero me consta que otros castellanos no opinan así. España es mucho más que una ampliación de Castilla, afortunadamente y pese a quienes la han utilizado como cuartel general o, por el contrario, como blanco de sus iras. Y Castilla mucho más que una cueva de reaccionarios. Hay que conocerla. Última Hora.

07 junio 2005

Un final seguro

Parece evidente que hace tiempo que ETA dejó de interesarse por las ideologías. Su inercia es la de las mafias: ¿de qué vivirían los terroristas sin el poder que da el gatillo, sin el dinero fácil de la extorsión? Si admitimos que se trata de una banda de delincuentes comunes, no debemos esperar otra cosa que su acabamiento a manos de la justicia y resulta imprescindible, por tanto, arrinconarlos. Y si estamos convencidos de que algún día venceremos, toda concesión hoy habrá sido un regalo innecesario. Última Hora.