Con la retirada de nuestras tropas de Irak, muchos creyeron que había llegado una etapa insólita de nuestra historia en que el gobierno iba a actuar impulsado por motivos éticos. Otros supusimos que la oportunidad electoral coincidía entonces con la voluntad popular, pero aplaudimos las promesas cumplidas... Hoy se confirma el fondo paleto y amoral de una política exterior desnortada. ¿Cómo se puede condenar Guantánamo y promover al mismo tiempo la venta de armas a un régimen que ejecuta diez mil ciudadanos al año? ¿Para que gane dinero Telefónica...?
Última Hora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario