03 diciembre 2006

A por todas, por favor

Hay que alegrarse: por fin, la justicia va a meter mano a los sinvergüenzas que han estado enriqueciéndose a costa de los ciudadanos de Andratx. Sin embargo, algo me impide felicitarme por completo, y es la conciencia de que el caso ha llegado a los tribunales después de años o décadas de impunidad y ostentación, cuando ya a nadie le cabía duda alguna de lo que sucedía. En Cataluña es tristemente célebre el asunto del tres por ciento: en el mundo empresarial se tiene por cosa sabida que quien opta a determinados contratos en Barcelona ha de ir con el maletín por delante. En Ciempozuelos están imputados dos exalcaldes; pero es que, sobre chorizos, eran unos torpes: no se les ocurrió otra cosa que estipular el cobro de sus multimillonarias comisiones mediante contrato escrito, y encima usaron este documento como justificante de un ingreso en un banco andorrano.

Es natural y necesario que los fiscales no puedan actuar basándose en comidillas ni meras apariencias: que todo el mundo sepa lo que pasa –de esa manera en que la vox populi dice saber las cosas– no basta si el delito no se documenta con arreglo a las exigencias procesales. Pero ¿no tienen ustedes la impresión de que sólo caen los menos espabilados o los que, tras años de un lucro alucinante, perdieron el miedo y la vergüenza? ¿No creen que las penas que finalmente les son impuestas no alcanzan a castigar debidamente todos sus delitos? La creación de la Fiscalía Anticorrupción ha resultado un inmenso acierto; ahora hace falta incrementar sus recursos y permitir que actúe con mayor agilidad y contra los delincuentes más cautos. Porque Marbella y Andratx no nos parecen excepciones tan raras. Última Hora.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sin duda, la democracia se ha convertido en el gobierno del dinero, que todo lo puede, si se pincharan los mòviles de los políticos, al azar, como los controles antidoping, caerían muchos de los corruptos, Matas incluido.

Portarosa dijo...

Sin duda no lo son (excepciones, quiero decir). ¿Quién no tiene la sensación, aunque no sea excesivamente mal pensado, de que en su ayuntamiento hay chanchullos? ¿Y no es cierto que la mayoría de la gente lo asume y acepta como algo humano y natural (y de paso dan a entender que ellos harían lo mismo)?

Habría que perseguir la corrupción política, que es reflejo de la de la sociedad, con todas las armas.

Un abrazo.