Hoy oímos a menudo hablar de reforma
electoral. Nuestro régimen electoral es una de esas graves disfunciones que
menoscaban clamorosamente la representación popular y, por tanto, la
democracia, y que, sin embargo, nadie puso sobre la mesa hasta que nació UPyD
hace seis años y comenzó su tarea de vestir al emperador. LA LOREG es una ley
preconstitucional que, por un lado, vincula a los representantes elegidos por
el pueblo con las cúpulas de los partidos y no con sus representados; y, por
otro, tergiversa sistemáticamente el sentido del voto colectivo y favorece a
los partidos más grandes e, indirectamente, a aquellos que, sin serlo,
presenten candidaturas solo en partes pequeñas del territorio nacional: los
partidos nacionalistas y regionalistas.
A escala regional sucede exactamente lo
mismo. Por ello UPyD ha defendido en varias comunidades autónomas la reforma de
la correspondiente ley electoral, puesto que todas suelen adolecer de los
mismos defectos. En el País Vasco el diputado Gorka Maneiro pidió infructuosamente
la circunscripción única, pese a que el actual sistema electoral vasco favorece
la presencia de UPyD en aquel parlamento. En Asturias, UPyD apoyó un gobierno
del PSOE con varias condiciones, entre ellas una reforma electoral que, después
de marear mucho la perdiz y estafar tanto a UPyD como a la opinión pública, que
es mayoritariamente favorable a tal reforma, el PSOE ha acordado con el PP no tramitarla.
En varias regiones en cuyos parlamentos regionales aún no estamos representados
hemos presentado iniciativas diversas en el mismo sentido. En estos momentos,
en Andalucía se están recogiendo con gran éxito firmas para la tramitación de
una iniciativa legislativa popular que registró UPyD con el fin de defender en
el Parlamento un proyecto de reforma electoral; medida que, por cierto,
Izquierda Unida también llevaba en su programa para las andaluzas pero que
olvidó en cuanto sus votos fueron necesarios para que gobernase el PSOE y se le
ofrecieron las consabidas consejerías a cambio de amnesia; una medida por tanto
que, pese a contar con una gran simpatía entre los andaluces, no cuenta con un
solo defensor en su parlamento.
En Baleares sufrimos también un régimen
electoral injusto. Y, pese a que se ha hablado en el pasado y fugazmente de
reforma electoral por parte de algún partido, la bajada del listón electoral
del 5% al 3% nos parece necesaria pero muy insuficiente. Para nosotros, la
clave está en las circunscripciones insulares y en las listas cerradas: ambas
características del sistema hacen depender la representación de los ciudadanos
de las Islas directa y férreamente de las cúpulas del PP y del PSOE. Nosotros creemos
que no es justo que, como sucede hasta hoy, el voto de un formenterés o de un
menorquín valga entre cuatro y cinco veces más que el de un mallorquín; o que,
teniendo más población, Ibiza tenga menos diputados en el Parlament que
Menorca. Aunque no sea popular decirlo en determinados contextos, pensamos que
nada justifica que Menorca e Ibiza estén sobrerrepresentadas en un parlamento
balear que ha de constituir la representación de todos y cada uno de los ciudadanos
de las Islas en absoluta igualdad, y que por lo tanto debería formar nuestra
voluntad política colectiva mediante el reflejo aritméticamente proporcional de
esa suma, ya que no hablamos de taifas sino de ciudadanos. También estamos
convencidos de que las listas cerradas y bloqueadas solo favorecen perversamente
a la partitocracia, ya que quien desee ir en listas en un puesto de los que
llevan premio tratará por todos los medios de contentar a quienes confeccionan
esas listas (las cúpulas de los partidos) y olvidará por completo a los
ciudadanos a los que ha de representar, las promesas que hizo y los compromisos
que adquirió con ellos. Por ello UPyD ha propuesto y seguirá promoviendo la
reforma de la ley electoral de Baleares y del Estatuto de Autonomía con el fin
de que los ciudadanos tengamos margen de elección entre candidatos mediante
listas desbloqueadas y para que la circunscripción electoral pase a ser única
para todo el archipiélago.
UPyD Baleares se planteó pronto la
posibilidad de registrar una iniciativa similar a la de nuestros compañeros
andaluces, pero hete aquí que en Baleares la iniciativa legislativa popular
tiene vedada explícitamente la reforma de la ley electoral. De manera que en
este blindado terreno es imposible que los ciudadanos puedan participar al
margen de los partidos, y ya es sabido, porque la experiencia asturiana nos lo
demuestra, que mientras dependa del PP y del PSOE esa reforma no se llevará nunca
a cabo en un parlamento, porque ellos son los principales beneficiarios de la
desigualdad que la ley consagra. Resulta a todas luces evidente que para que
esta reforma y otras de verdadero significado democrático y de calado social
lleguen de la calle a los parlamentos será necesario que entre en ellos aire
fresco de la mano de partidos nuevos que repudien la actual partitocracia. Y en eso estamos. mallorcadiario.com. El Mundo-El Día de Baleares.
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