Es tradición ya muy extendida tildar a Rosa Díez de ambiciosa, como si sus rivales en el PP y en el PSOE fueran almas cándidas sin aspiraciones; como si, por cierto, ellos también hubieran dejado un cargo estupendo en la Eurocámara para fundar un partido de principios y embarcarse en una aventura costosa y arriesgada. Es también común culparla de haber entrado antaño en una coalición PSOE-PNV para gobernar Euskadi y hoy, sin embargo, criticar los acercamientos de Zapatero a los separatistas vascos, pese a que ella ha explicado muchas veces aquella experiencia como un intento fallido de constitucionalizar al PNV, y su convicción actual de que sólo es posible constitucionalizar ese partido llevándolo a la oposición. Así mismo es frecuente que a Rosa se le atribuya un éxito al parecer culpable entre la prensa de derechas, aunque pienso que más bien habría que preguntar qué complejos o qué intereses hacen que la prensa que hace mal en llamarse progresista, es decir, el lobby progubernamental, nunca hable de Rosa Díez: estaríamos encantados, oiga...
Por eso me ha sorprendido tanto leer un reciente comentario de Antonio Casado (“¿Quién teme a Rosa Díez?”) en el que afirma que ciertos medios dan a UPyD un "trato de impostado privilegio". Esto sólo puede ser una manipulación como la copa de un pino o bien un grave desconocimiento del comportamiento de la prensa. Efectivamente, mientras unos no nos sacan nunca, otros nos sacan de vez en cuando: lo justo para achuchar a los suyos... Yo no diría que esto supone trato de favor, y menos cuando Unión, Progreso y Democracia (un partido apoyado por esos 300.000 votantes que no me parece que haya que despreciar, pero que además en menos de un año se pueden convertir en un millón) debe considerarse objetivamente el fenómeno político y periodístico de mayor calado social y más novedoso probablemente desde los comienzos de la Transición. No son los supuestos pecados de Rosa Díez, no; es la regeneración democrática lo que está en juego. Por eso temen algunos; porque con Rosa, con UPyD, se les acabarán los trapicheos mezquinos a los que están acostumbrados y en España volverá a haber Política en el sentido más digno y democrático de la palabra; y según todas las encuestas publicadas, cada vez hay más españoles que se han dado cuenta. Periodista Digital. Baleares Liberal.
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