Cuando hace ya casi un mes que murió el dictador paraguayo Alfredo Stroessner, me llegan los ecos del
reportaje que
The Boston Globe le hizo a Teresa Méndez-Faith, la hija de uno de sus máximos opositores, fallecido en el exilio en 1985, esto es, cuatro años antes de que el general fuese destituido tras treinta y cinco años de tiranía. Acompaña el reportaje un documentado pase de diapositivas. Coincidiendo con ello, New England Cable News emitió una
entrevista con la profesora paraguaya. Pero la mejor información sobre el caso de Epifanio Méndez Fleitas, a mi juicio, la dio en la primavera de 2005 la revista de los alumnos del centro universitario donde ejerce su tarea docente su hija, Saint Anselm College (Manchester, New Hampshire). Se trata de un
trabajo muy completo firmado por Laurie Morrissey para
Portraits.
Epifanio Méndez Fleitas y su familia en 1955
Aunque de nuevo un dictador haya muerto en la tranquilidad de su cama, algo consuela el hecho de que la extinción en Brasil del protector de Mengele recibiese sólo la indiferencia de sus paisanos (y víctimas durante treinta y cinco años), mientras que los restos mortales de Epifanio Méndez Fleitas recibieron a su retorno a Paraguay en 2004 la bienvenida triunfal que se da a los héroes de la patria. Su hija lo llama
justicia poética; que, a falta de justicia de la otra, no es poca cosa.
El general golpista, responsable de innumerables crímenes,
en los años ochenta (Reuters).
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