La historia empieza como un chiste de Chiquito de la Calzada: ese marciano que aterriza su nave en la Plaza de Colón de Madrid... Bien, no hace falta que sea extraterrestre. Basta un persa, como el personaje de Miquel Porta Perales. Un observador extranjero que llega, en este caso, a Madrid el 9 de abril de 2011 y se encuentra a muchos miles de personas manifestándose. Pasea un rato, lo observa todo e, intrigado, detiene a un paisano para informarse y mantienen esta conversación:
--Muy buenas. ¿Me podría decir a qué se debe esta concentración de gente?
--Es una manifestación.
--Ya, ya veo. ¿Y qué piden?
--Es una manifestación contra ETA.
--¿Qué es ETA?
--Una organización de delincuentes, de terroristas.
--Pero... entonces, ¿por qué gritan contra el Gobierno?
--Porque no quieren que el Gobierno permita que ETA se presente a unas elecciones.
--¿Es que el Gobierno es amigo de unos terroristas...?
--No, qué va... Detiene a los terroristas siempre que puede.
--Entonces, ¿qué tiene que ver el Gobierno con que los delincuentes de presenten a unas elecciones? Eso no será cosa de los jueces, la Junta Electoral, la policía...?
--Sí, pero es que en España no se sabe muy bien dónde están los límites entre todas esas cosas que usted cita...
--¿Es posible? Pero, en todo caso, el Gobierno persigue a los delincuentes, ¿no?
--Sí. Bueno...
--¿Bueno...?
--Bueno, a veces negocia con ellos.
--¿En serio? ¿Con los delincuentes? ¿Y qué negocia? Al menos dejarán de delinquir mientras negocian, ¿no?
--No. Siguen extorsionando y también matan, pero poco. Sólo cuando pueden, ¿entiende?
--No sé si me gustaría. Pero bueno, en general, el Gobierno persigue a los terroristas, ¿no?
--Bueno...
--¿...?
--Algunas veces les ayuda a escapar de la policía.
--¿Cómo?
--Revelando los movimientos de la policía a los terroristas antes de que los detengan. Bueno, eso dicen algunos, ¿eh?
--¿Y los fiscales no dicen nada?
--El jefe de los fiscales lo nombra el Gobierno. Pero es independiente, no se crea.
--Pero habrá un parlamento y dirá algo, ¿no?
--En realidad hay dieciocho parlamentos, y sí, dicen cosas.
--¿Como qué?
--Pues, por ejemplo, el parlamento del País Vasco...
--Disculpe, ya sabe que soy extranjero.
--El sitio donde más delitos comete ETA.
--Ahora sí.
--Pues ese parlamento acaba de equiparar a los de ETA con la policía.
--¿Y eso cómo es?
--Diciendo que además de las víctimas del terrorismo también existen "víctimas de motivación política".
--Y ¿eso qué es?
--Pues, más o menos, cuando a la Guardia Civil se le va la mano. O a los jueces, yo no sé muy bien... El genocidio del pueblo vasco, ya sabe.
--O sea, que equiparan a la policía y a los jueces con los delincuentes...
--Eso es; ya veo que me va entendiendo.
--No esté tan seguro. Y ¿los ciudadanos de ese País Vasco siguen votando a esos parlamentarios?
--Y tanto.
--Vamos a ver si lo he entendido bien. Todas estas personas son enemigos de los terroristas, pero también del Gobierno. No obstante, una y otra vez eligen parlamentos y gobiernos que a veces persiguen a los terroristas y a veces colaboran con ellos. Consienten en pagar al mismo tiempo los sueldos de los jueces y policías y los de los políticos que impiden que esos jueces y policías hagan su trabajo correctamente y que a veces incluso llegan a equipararlos con los delincuentes. Cada cuatro años se pasan meses discutiendo de nuevo si los terroristas deben presentarse o no a las elecciones, de manera que los delincuentes son de hecho un actor político de suma importancia, ya que marcan la agenda, aparecen todos los días en las portadas de los diarios, por su causa se convocan grandes manifestaciones, se tolera que las instituciones y poderes del Estado se pierdan el respeto las unas a las otras, se pierden y se ganan mayorías en los ayuntamientos y, por si fuera poco, se define más allá de lo que dictan el diccionario y el sentido común qué es víctima, qué es genocidio, qué es terrorismo... En definitiva, toda esta gente se manifiesta porque desconfía de los malos y no puede confiar en los buenos. ¿Es así?
--Hmmmm... Creo que sí, que es como usted dice. Pero en España se vive muy bien, ¿sabe usted? Lo dice una encuesta que hay por ahí.
--Ya. Oiga, ¿me permite otra pregunta?
--Cómo no, está usted en su casa.
--Mire, ¿a usted le parece que todos estos comportamientos encierran algún contenido ético? ¿Cree que las cosas están bien así?
--¿Cómo dice? Verá, es que yo ya estudié con la LOGSE.
--Pero se informará, ¿no?
--Hombre, claro; nunca me pierdo los debates de La Noria.
--Pues nada: muchas gracias, y que usted lo disfrute. Adiós.
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De vuelta en casa, el observador marciano -o persa- presenta un informe. En él concluye: "España es un país enigmático. Desprecia los cauces formales de la democracia e ignora los términos éticos mínimos en que ha de plantearse el debate público. Los españoles no entienden nada de lo que les sucede, ni parece importarles; es como si hubieran regresado a una fase prerracional y lo fiasen todo a sus dioses, pese a que también demuestran poco aprecio por éstos. Aparentemente viven felices en la irresponsabilidad más absoluta. España necesita unos políticos que, para ser elegidos, prometan erradicar la delincuencia de manera que quede claro quién vence y quién es derrotado, quién actuó rectamente y quién se arrepiente y debe pedir perdón; y unos ciudadanos que, pasadas las elecciones, les exijan cumplir con su promesa. Mientras todo esto no se dé, la democracia en España será en buena medida una farsa, y habrá que interpretar cualquier gesto de generosidad como flaqueza."
El marciano hizo algo de memoria antes de rematar el informe: "Al parecer, el responsable último de toda esta infrecuente situación se llama Jordi González. Seguiremos insistiendo en esa línea de investigación." El Digital de Baleares.
2 comentarios:
El Storytelling es un terreno todavía por descubrir en España. Ha sido un relato muy gráfico, sí señor, además de entretenido. Me recuerda a la "Historia de los viajes de Escarmentado (escrita por él mismo)", de Voltaire.
Un abrazo.
Cómo te has pasado, Eli. Pero gracias, no todos los días lo comparan a uno con Voltaire...
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