28 febrero 2006

¿Cuál debe ser la respuesta de Occidente a la violencia islámica?

Desde la opulencia es muy fácil reclamar actitudes civilizadas a aquéllos a quienes contribuimos a oprimir y empobrecer. También es fácil generalizar respecto a la barbarie contra la realidad insoslayable: el mundo islámico comprende mil doscientos millones de personas (campesinos, artistas, panaderos, madres, filósofos) que, por pacíficas que puedan ser, no se olvidarán súbitamente de Jerusalén, Guantánamo, Abu Graib... Cuando bajemos del pedestal del poder –manchado de petróleo y de sangre– comenzará el diálogo. Hasta entonces, que no nos pase nada. Última Hora.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo, Juan. Pero, aunque así fuera, va a dar igual. Tanto el catolicismo como el Islam llevan intrínseco el afán de poder, en todos sus ámbitos. Y el poder necesita de la violencia para mantenerse. Chocarán siempre. Es inevitable, a no ser que todos renegáramos de las religiones y pensáramos sólo en la condición humana, lo cual también es imposible. Por lo tanto, al que le toque le tocó.

Julio.

Portarosa dijo...

A pesar de la brevedad, y de que ésta obliga a dejar muchas cosas sin aclarar, estoy bastante de acuerdo.

Un abrazo.