31 diciembre 2006

Salir de casa por Navidad

Tras el rally navideño, obligado para quienes tenemos la familia repartida en distintas localidades de la Península, la vuelta a casa suele ser epítome y corolario de lo que vinieron siendo las navidades; en mi caso, el asunto se resume en una muñeca lesionada de acarrear criaturas y maletas. Volvimos con una más de las que llevábamos (maletas, no criaturas): en total cuatro, si bien, seguramente apiadada de nosotros, la compañía aérea muy amablemente nos aligeró de una de ellas, que hubo de encontrar el hogar al día siguiente por sus propios medios. También traigo un terrible mono de leer (no son fechas para estar uno consigo mismo), la espalda sembrada de dolorosas contracturas y el aparato digestivo ya imaginan ustedes cómo, no sabe uno si debido a las propiedades y generosidad de los alimentos deglutidos, a los villancicos o a las manías de los parientes, ésos a los que añoramos hasta que las navidades nos reúnen... Pero no, no hay mal que cien años dure y, una vez más, hemos sobrevivido. La primera noche pasada en mi cama, los músculos se iban distendiendo conforme uno sentía esos pequeños calambres que anuncian el gozoso regreso de la normalidad...

Se preguntarán ustedes por qué viajo en navidades, si me sienta tan rematadamente mal. Yo también me lo pregunto; mientras, sigo haciéndolo. Tal vez mi problema sea que –definitivamente– estoy mayor: soy alguien egoísta que tolera con tanta dificultad los incordios ajenos como la almohada que no es suya; por raída y aplastada que esté la almohada propia y por mucho y muy molesto que sea lo que uno incordia. También en esto se asemejan los viejos a los niños…

En tanto llegan las próximas fiestas, aprovechemos nuestras benditas rutinas. Feliz 2007. Última Hora.

17 diciembre 2006

El último servicio de Pinochet

Tras la muerte del exdictador, Mario Benedetti clama que “la muerte venció a la justicia”. No deja de ser cierto. Y, sin embargo, cierta parte de la historia revive. La memoria de Salvador Allende brilla hoy en los términos de su verdadera grandeza, no sólo en virtud de la comparación con el tirano. Millones de correos electrónicos han sido intercambiados estos días entre personas de todo el mundo con motivo del deceso. Aunque sea de forma pasajera, el compromiso de antaño ha resucitado y por doquier circulan felicitaciones, letras de Víctor Jara y de Sabina, vídeos de Allende, de Quilapayún, de Pablo Milanés (“Yo pisaré las calles nuevamente”)... El tráfico de documentos sobre Allende en YouTube ha aumentado espectacularmente; emociona escuchar su célebre discurso ante las Naciones Unidas: su estatura histórica, su honestidad y su clarividencia (su denuncia de los riesgos de la globalización, décadas antes de que este concepto se instalase entre nosotros) resplandecen aún más treinta años después.

También Pinochet pasa a la historia cargado de significado: quien con tanto éxito combatió por las armas al marxismo engruesa la nómina de los asesinos en masa. En el infierno de los carniceros compartirá caldera con Ceaucescu, con Pol Pot, con Francisco Franco: esos valientes que, armados hasta las cejas, arremetieron contra la población civil de las naciones que decían defender. Desprecio y reprobación infinitas recaen hoy sobre Pinochet; pero, además, la justicia seguirá actuando contra sus cómplices, contra los herederos de su infamia y de la fortuna que amasó matando. Se hará justicia. Entre tanto, desaparece de la escena el que era símbolo vivo de una época oprobiosa y su muerte sirve para enaltecer a sus víctimas. Chile y el mundo respiran aliviados. Última Hora.

11 diciembre 2006

Felicidades, Chile

Ayer, Día Internacional de los Derechos Humanos, parece que hemos podido confirmar la existencia de eso que, hace unos meses, a propósito de la muerte de Stroessner, llamábamos justicia poética. Mientras el alma podrida del tirano se pudre aún más en el infierno, mientras sus acólitos comprueban el desprecio infinito del mundo hacia su infame patrón, la letra de Pablo Milanés nos pone la carne de gallina. Mañana, habrá que seguir buscando responsabilidades; pero hoy, ¿quién necesita más que esto?

03 diciembre 2006

A por todas, por favor

Hay que alegrarse: por fin, la justicia va a meter mano a los sinvergüenzas que han estado enriqueciéndose a costa de los ciudadanos de Andratx. Sin embargo, algo me impide felicitarme por completo, y es la conciencia de que el caso ha llegado a los tribunales después de años o décadas de impunidad y ostentación, cuando ya a nadie le cabía duda alguna de lo que sucedía. En Cataluña es tristemente célebre el asunto del tres por ciento: en el mundo empresarial se tiene por cosa sabida que quien opta a determinados contratos en Barcelona ha de ir con el maletín por delante. En Ciempozuelos están imputados dos exalcaldes; pero es que, sobre chorizos, eran unos torpes: no se les ocurrió otra cosa que estipular el cobro de sus multimillonarias comisiones mediante contrato escrito, y encima usaron este documento como justificante de un ingreso en un banco andorrano.

Es natural y necesario que los fiscales no puedan actuar basándose en comidillas ni meras apariencias: que todo el mundo sepa lo que pasa –de esa manera en que la vox populi dice saber las cosas– no basta si el delito no se documenta con arreglo a las exigencias procesales. Pero ¿no tienen ustedes la impresión de que sólo caen los menos espabilados o los que, tras años de un lucro alucinante, perdieron el miedo y la vergüenza? ¿No creen que las penas que finalmente les son impuestas no alcanzan a castigar debidamente todos sus delitos? La creación de la Fiscalía Anticorrupción ha resultado un inmenso acierto; ahora hace falta incrementar sus recursos y permitir que actúe con mayor agilidad y contra los delincuentes más cautos. Porque Marbella y Andratx no nos parecen excepciones tan raras. Última Hora.

17 noviembre 2006

Diplomacia majadera

La política exterior de España nunca fue como para tirar cohetes, al menos desde Fernando el Católico, un genio de la diplomacia que enseñó maldades a Maquiavelo. Con José María Aznar existían criterios firmes; equivocados e injustos, a mi entender, por alinearse con el imperialismo más infame, pero más o menos firmes. Últimamente, en cambio, lo único que nos falta por ver es el cese de Miguel Ángel Moratinos y su sustitución por Boris Izaguirre, quien, visto lo que hay, como ministro de Exteriores no resultaría menos verosímil y a no dudar ofrecería un discurso mucho más brillante. Puede parecer que en esto, como en otros asuntos, disfruto zahiriendo al presidente Rodríguez Zapatero, o a su gobierno, o a su partido, pero con cierta melancolía juro que no es así (salvo, sí, lo confieso, en el caso de ese eximio orador que es José Blanco). Para certificar que no lo hago por vicio, sin embargo, ¿qué podría decir de positivo con respecto a la política exterior de ZP? Veamos.

Francia y Alemania marcan distancias con el gobierno de Turquía, al que no perdonan cierto déficit democrático y algunas importantes manchas en su pasado y su presente, como la persistencia en negar oficialmente los genocidios curdo y armenio o la franca hostilidad hacia Chipre, que es ya estado miembro de la Unión Europea. Pues va Zapatero y se monta un chiringuito absurdo con, entre otros, el presidente turco, a quien presenta como adalid de la democracia (será que los franceses y los alemanes no se enteran), con el desprestigiado secretario general de las no menos desprestigiadas Naciones Unidas, Kofi Annan, y con Mohamed Jatamí, un político iraní respetable pero de capa caída. A este chiringuito le pone el nombre de Alianza de Civilizaciones, que le toma prestado a Annan de otra broma suya de hace unos años; se reúne con sus colegas en cuantas ocasiones estima conveniente; entrega un informe lleno de buenas palabras, fruto de tan sesudas reuniones, que resulta manifiestamente perogrullesco y ridículo, cuando no ofensivo para Occidente, ignorante de las muchas civilizaciones que no son la occidental ni la islámica y, en cualquier caso, inaplicable e indiferente para el Islam, como demuestra el hecho de que la prensa musulmana apenas haya dedicado a la iniciativa algún espacio en sus secciones misceláneas; y compromete un presupuesto que sale casi íntegramente de los bolsillos de los españoles en dotar de estructura burocrática a esta pantomima, y me imagino que en otorgar las dietas y los viáticos correspondientes a sus protagonistas. De todo ello se benefician exclusivamente el presidente Erdogán, que encuentra cerradas todas las puertas de Europa menos la que tan generosamente le franquea ZP; el secretario Annan, que está a punto de la jubilación y ya se promete un confortable sillón como director de esta simpleza bautizada, con gran prosopopeya, como Grupo de Alto Nivel para la Alianza de Civilizaciones; y el régimen de los ayatolás iraníes, que, prácticamente apestado en la mayor parte de los foros internacionales (si exceptuamos su enternecedora amistad con Corea del Norte, claro), encuentra un eco muy valioso en todo este ejercicio de superlativa candidez. En tal derroche de diplomacia paleta, sintiéndolo mucho, no puede uno encontrar nada solvente por más que pruebe.

Luego viene el vodevil de la visita de Teodoro Obiang Nguema. Resulta que los ciudadanos de Guinea Ecuatorial llevan –los que sobreviven– unos treinta años sometidos a la tiránica férula de este caballero, y al gobierno del PSOE no se le ocurre disparate mejor que invitarlo a una visita oficial de la que luego, por vergüenza democrática y ante la falta de consultas previas, se desmarcan prácticamente todas las instituciones, quedando los actos reducidos a una inauguración de embajada cuya crónica les recomiendo lean como relato de ficción; porque como realidad es demasiado chusca y triste para ser digerida. ¿Por qué el gobierno ZP se muestra tan generoso con un dictador execrable? Ya se lo cuento yo, por si no se habían dado cuenta: porque Guinea Ecuatorial es el tercer productor de petróleo en África (por supuesto, todo lo controlan el dictador y su familia) y Repsol y otras multinacionales españolas desean invertir allí. ¿A quién beneficia esta actuación, contraria a los usos europeos, a los deseos de los representantes políticos e institucionales a quienes no se consultó y a cualquier noción de gestión diplomática seria? A las grandes empresas y al dictador, claro; el pueblo ecuatoguineano comprueba así cómo, por mucho que resplandezcan en un discurso oficial zapaterista que cada día se parece más a un guión de Disney, los derechos humanos y la democracia pasan a un segundo plano tan pronto como aparecen en el horizonte los intereses de las grandes empresas. Es justamente la misma política que ha seguido el dúo Zapatero-Moratinos en China, a cuyo régimen, responsable del mayor número de asesinatos causados por un gobierno en el mundo, vendemos armas y ante cuyos representantes facilitamos las inversiones de Telefónica. O en Hispanoamérica, donde las grandes compañías de suministros son de capital básicamente español (aunque, qué curioso, ni las condiciones laborales y sociales allá tienen mucho que ver con las que disfrutamos en España, ni el zapaterismo hace nada por promover su mejora). Y será que a uno le queda algún escrúpulo moral, pero nunca he podido soportar con serenidad esa odiosa combinación de hipocresía y pragmatismo: no por ser habitual me parece menos enferma.

En cuanto a nuestras relaciones con los Estados Unidos, me pregunto si en este momento alguien sabe en qué rayos consisten. Hemos pasado de un Zapatero en la oposición que públicamente se negaba a mostrar el respeto debido por la bandera de aquel país a un Zapatero presidente que sí se pone en pie ante la enseña de las barras y las estrellas. En uno de esos dos momentos fue inmensamente torpe, pero da la sensación de que el presidente no tiene claro en cuál de los dos. Obligado a cumplir una promesa electoral que jamás hasta el 11-M se creyó en la necesidad de cumplir y respetando la voluntad ampliamente mayoritaria de la ciudadanía, que José María Aznar se había pasado por el arco de triunfo, Zapatero nos retiró de la aventura imperial en Irak. El desaire a los hasta entonces aliados Bush y Blair obligó al leonés a ofrecer una compensación en Afganistán, donde nada se nos había perdido y donde la invasión y una ocupación que comparte algunas características con la de Irak empiezan a pasarnos factura, en forma de riesgo para nuestros soldados.

¿Esto es una política exterior? Yo me pregunto: si los americanos se equivocan siempre, y los británicos por extensión (excepto en el asunto de Gibraltar, donde parece que ceder siempre es bueno), ¿por qué unas veces colaboramos con ellos y otras no, tratándose de casos similares? Por nada. Si hacemos caso omiso de los intereses de Europa o de cómo los entienden nuestros principales socios, al mismo tiempo que en negociación cedemos nuestras cuotas europeas de poder con mirífico talante, ¿qué respeto y qué apoyo podemos esperar para nuestras pretensiones en la Unión o fuera de ella? Ninguno. Si nuestra actuación en África, Asia e Iberoamérica se limita a darnos ostentosos abrazos con personajes de la catadura moral de Hugo Chávez, Mohamed VI, Fidel Castro o Teodoro Obiang mientras por otro lado allanamos el camino a las transnacionales (cuya única patria, por muy españolas que sean, es el dinero) e ignoramos el hambre, las pandemias, la corrupción, la violencia, las verdaderas raíces del problema de la inmigración ilegal, ¿qué crédito puede tener España en aquellas regiones? Exactamente el que están pensando: cero. Sinceramente, me sabe muy mal no encontrar motivo alguno de elogio para la política exterior de España, pero es que no encuentro adjetivo menos áspero que el que reza en el título para calificarla.

Otro día hablamos del País Vasco.

06 noviembre 2006

Dos notas sobre inmigración

¿Efecto llamada?

Lo que seguramente urge más en Europa es castigar con dureza a quienes emplean de forma irregular a los inmigrantes y se ahorran las cotizaciones a las que esos trabajadores, por morenos que sean, tienen derecho y que, además, necesitamos si queremos seguir financiando nuestras pensiones. Estas prácticas sí atraen inmigrantes, mucho más que cualquier regularización masiva: ¿quién emigraría sin papeles a un país donde la explotación no se tolera? Entre tanto, no está de más tomar medidas de manera ordenada y consultando a los socios.

Preocupación en Baleares por la llegada de la primera patera

Dadas las condiciones geográficas, parece poco probable que Baleares se canarice. Pero nada me importa el nombre del archipiélago. Lo que nos debe preocupar es que los inmigrantes que efectivamente nos mandan las mafias marroquíes no pierdan, sobre los ahorros, la vida en el intento. O evitamos que pateras y cayucos lleguen a zarpar –y ahí son indispensables la honradez, la decisión y la cooperación internacional– o acogemos a los llegados como es debido. En Baleares, en Canarias o en Honolulu. Última Hora.

05 noviembre 2006

Oportunidad histórica

Tras las elecciones catalanas (43% de abstención, 60.000 votos en blanco, tres escaños para Ciutadans-Partit de la Ciutadania), comienza el trapicheo entre los partidos políticos tradicionales. Que los catalanes hayan castigado con claridad meridiana a los miembros principales del Tripartito y a los promotores de un Estatuto que se aprobó con el apoyo de sólo un tercio del electorado no impedirá que los políticos profesionales negocien su futuro inmediato sin mirar qué significa todo esto, sino únicamente cuántos votos pueden sumar y a cambio de qué.

Ciudadanos es un partido con cuatro meses de antigüedad, dirigido por políticos no profesionales y ninguneado absolutamente por los medios de comunicación a excepción de El Mundo y la COPE (con amigos así, para qué queremos enemigos…). Que una formación de estas características haya accedido al Parlament con tres escaños es toda una revolución que los partidos tradicionales y sus medios de comunicación afines se han cuidado mucho de ponderar. Esta formación, avalada por un grupo de intelectuales enemigos de la perniciosa uniformidad nacionalista, no va a contar a la hora de formar mayorías, pero por primera vez hara oír palabras de cambio en el Parlament. La imposibilidad aritmética de determinar voluntades mayoritarias va a dar a Albert Rivera y sus dos compañeros –así lo esperamos– libertad para dar voz a esos ciudadanos que, hastiados del delirio nacional catalán, de la ficción del enfrentamiento entre lenguas y de una corrupción (el famoso tres por ciento) asumida por todos los partidos, han preferido votarles o bien abstenerse o votar en blanco. Dependerá de Ciutadans que su éxito actual fructifique dentro de cuatro años en un mayor apoyo de los catalanes o en una nueva decepción. Última Hora.

22 octubre 2006

Enhorabuena, machotes

Cuando conocí las dificultades que arrostra Moshé Katzav, sospechoso de haber cometido numerosos delitos durante su servicio como ministro de Turismo y, luego, como presidente del estado de Israel –entre ellos, varios de carácter sexual–, por culpa de periodistas que andan husmeando en la actuación de las personas públicas, dos reflexiones me vinieron a la cabeza. La primera, cuán impensable sería un escenario semejante en prácticamente cualquier estado musulmán de la actualidad: imaginar la posibilidad de que un importante dirigente saudí o sirio pasase por tales apuros da mucha risa. Mi segundo pensamiento fue el siguiente: ¿no temen por su seguridad los periodistas que denunciaron los abusos del mandatario? El recuerdo de Rusia, donde los profesionales de la prensa frecuentemente son asesinados tras denunciar las tropelías del gobierno de Vladimir Putin o de sus títeres regionales, era inevitable. Ambas comparaciones me obligan, enemigo del sionismo como soy, a reconocer el feliz grado de libertad que, pese a las profundas bases irracionales en que arraiga el estado judío, hace que podamos hablar de democracia real en aquel país.

Hoy sabemos que el mencionado Putin, creyendo que ningún micrófono escuchaba, bromeó sobre el caso Katzav con el primer ministro israelí, de visita en Moscú. “¡Qué machote! ¡Violar a diez mujeres! Transmítale mis saludos, todos le envidiamos”. Estas palabras no requieren comentario, pero qué le vamos a hacer: la repugnancia que me inspiran Katzav, Putin y todos los que son como ellos y la conciencia de que aún son muchos los que piensan como ellos me impiden callar. Tengo que decírselo: Moshé Katzav, señor Putin, no es un machote. Es, si lo prueban los tribunales, un criminal. Y usted un enorme hijo de la gran Rusia. Última Hora.

08 octubre 2006

Qué poco sentido del humor tengo

Estos chicos tan simpáticos que se atribuyeron el robo del sillón del escaño de Zapatero y colgaron la presunta prueba en Internet decían hacerlo en apoyo de una campaña contra el hambre en el mundo que, a grandes rasgos, consiste en salir todos a la calle en una fecha establecida y manifestarse poniéndose en pie. El funcionario que les granjeó la entrada al Congreso está ahora expedientado e investigado por la Fiscalía General. La empresa que produjo el vídeo –y que antes lanzó el famoso Amo a Laura para la MTV– había recibido el encargo de la ONU en España. El País y los telediarios destacan el caso, millones de internautas hacen comentarios en los blogs y todos le damos vueltas al asunto. Hasta que pasado mañana nos ofrezcan otro chiste.

Me pregunto: ¿por qué la ONU gasta sus dineros en promover sandeces? ¿Somos todos tan frívolos o mentecatos que nos creemos que se combate el hambre en el mundo secundando una consigna para adolescentes, propagada vía Internet y celebrada como si se tratase de la última broma del Cuñao en el YouTube? Es más, ¿creemos que poniéndonos de pie un mediodía y luego yéndonos a nuestras casas salvamos una sola vida? ¿Basamos nuestro compromiso social en actuaciones efímeras que en vez de requerir nuestro esfuerzo nos procuren diversión? ¿Pensó la empresa publicitaria en algo que no fuera su propio currículum? ¿Qué opinarían de estas cosas tan divertidas y modernas, si tuvieran acceso a Internet, los cientos de miles de personas que van a morir de hambre en el mundo entre hoy y mañana?

El funcionario al que engañaron estos ingeniosos ha de ser castigado duramente. Pero no por quebrantar la seguridad del Congreso, no. Por memo. Última Hora. Luke.

26 septiembre 2006

Las palabras del papa

Ignoro el número de víctimas e incidentes que habrán causado cuando estas líneas se publiquen las recientes palabras de Benedicto XVI en la Universidad de Ratisbona. Resumiendo mucho: los islamistas del mundo se sublevan porque el papa ha ofendido al islam citando a Manuel II Paleólogo: “Muéstrame lo que Mahoma ha traído de nuevo y encontrarás solamente cosas malvadas e inhumanas, como su orden de difundir la fe por medio de la espada”. Considerando el texto completo de la alocución del papa a los científicos alemanes, cualquier bachiller de antes de la LOGSE entendería que no se trata de un ataque al islam. Porque fundamentalmente es una llamada a que la ciencia abjure del empirismo puro y asuma la necesidad de asociar espíritu y materia, y una defensa de la razón teológica que, asegura, contribuiría al diálogo entre culturas mejor que nuestro actual laicismo; y, a propósito, un elogio de la razón-palabra (logos) frente a la arbitrariedad y la violencia (y de ahí la cita). El discurso reconoce explícitamente que el argumento del docto emperador bizantino obvia otro precepto del Corán (“ninguna coacción en cosas de fe”) y, por tanto, niega la condición intrínsecamente violenta del islam, al que finalmente tiende la mano también de forma explícita. No cabe duda de que la lección del papa se inclina argumentalmente en favor del cristianismo; pero es que sólo faltaba.

En esa línea conservadoramente ecuménica y antiempirista, esa misma mañana había menospreciado la teoría de la evolución como “irracional”, en una misa de catequesis ante 250.000 fieles. Pero la globalización periodística, al servicio de los líderes de opinión de un islam resentido contra Occidente y esencialmente perverso, prefiere que una frase alienada de su contexto provoque la furia de los ayatolas (y la crítica de una Izquierda Unida absurda que, sin embargo, nada ha dicho de los contenidos antievolucionistas...). Este islam no es el de los reyes poetas sevillanos, el de Averroes, el de Omar Jayam, el de los muchos millones de musulmanes que también aprobaron el bachillerato y son decentes y pacíficos. Esto es su versión más violenta e irracional: la que el papa rechaza. Y yo, en esto y sin que sirva de precedente, estoy con él. Última Hora.

Postdata. Una propuesta inteligente y divertida a propósito del actual conflicto entre islam y cristiandad, con frecuente referencia a la actualidad más relevante y, por consiguiente en los últimos días, al asunto del presente artículo, lo encontramos en las tiras cómicas de Jesus and Mo. Imprescindibles.

12 septiembre 2006

Justicia poética en Paraguay

Cuando hace ya casi un mes que murió el dictador paraguayo Alfredo Stroessner, me llegan los ecos del reportaje que The Boston Globe le hizo a Teresa Méndez-Faith, la hija de uno de sus máximos opositores, fallecido en el exilio en 1985, esto es, cuatro años antes de que el general fuese destituido tras treinta y cinco años de tiranía. Acompaña el reportaje un documentado pase de diapositivas. Coincidiendo con ello, New England Cable News emitió una entrevista con la profesora paraguaya. Pero la mejor información sobre el caso de Epifanio Méndez Fleitas, a mi juicio, la dio en la primavera de 2005 la revista de los alumnos del centro universitario donde ejerce su tarea docente su hija, Saint Anselm College (Manchester, New Hampshire). Se trata de un trabajo muy completo firmado por Laurie Morrissey para Portraits.

Epifanio Méndez Fleitas y su familia en 1955

Aunque de nuevo un dictador haya muerto en la tranquilidad de su cama, algo consuela el hecho de que la extinción en Brasil del protector de Mengele recibiese sólo la indiferencia de sus paisanos (y víctimas durante treinta y cinco años), mientras que los restos mortales de Epifanio Méndez Fleitas recibieron a su retorno a Paraguay en 2004 la bienvenida triunfal que se da a los héroes de la patria. Su hija lo llama justicia poética; que, a falta de justicia de la otra, no es poca cosa.

El general golpista, responsable de innumerables crímenes,
en los años ochenta (Reuters).

10 septiembre 2006

Soldados españoles en el Líbano

Un hecho que parece cierto, en el caso de que la llama vuelva a prender en el Líbano, es la inoperatividad de las tropas interpuestas: la guerrilla proiraní ha declarado su intención de no deponer las armas, y al ejército israelí no le temblará el pulso para, en caso necesario, defender sus intereses estratégicos con contundencia. Mientras, el ejército libanés, que comparte con las tropas de la ONU el despliegue al sur del Litani, no tiene capacidad, ni entrenamiento, ni recursos para el cumplimiento de esa misión; y los cascos azules son escasos –sorprende la falta de compromiso de todos, pero sobre todo la de una Francia históricamente ligada al Líbano, que pretendió liderar la respuesta occidental al conflicto y que mantiene cuantiosos contingentes militares en cinco continentes– y provienen de países que no encajarán fácilmente que sus soldados hagan aquello para lo que se les paga y que, en cambio, la sociedad israelí y los integristas libaneses tienen perfectamente asumido: dar la vida en cumplimiento del deber.

Al analizar las posibilidades de éxito de la misión de Naciones Unidas tampoco hay que olvidar la beligerancia que han manifestado algunos personajes que por su posición deberían haber guardado otras formas; en particular la de Kofi Annan, que sorprende dada su pasividad en otros frentes (el Sáhara Occidental, sin ir más lejos). En ese sentido, no fue ejemplo de buen juicio aquel retrato de Zapatero con pañuelo palestino al cuello, y sí es natural la satisfacción hecha pública por algún dirigente chií ante el compromiso militar español. El enorme desprecio que por las vidas de los habitantes del Líbano meridional han demostrado los combatientes podría extenderse un día a los soldados interpuestos, tal vez especialmente para los enviados por gobiernos poco neutrales.

Frente a la impúdica asunción de los postulados imperiales norteamericanos por José María Aznar, Zapatero acierta al invertir los recursos militares de España en una misión internacional de paz legalmente constituida. Sin embargo, debería habernos advertido bien de que podría tratarse de la misión más arriesgada en que se haya visto implicado el ejército español desde 1921. Y no hablemos de la siempre necesaria sutileza diplomática, que el gobierno Zapatero parece desconocer en cuanta ocasión se le presenta... Por algo remoloneaba la poderosa Francia. Última Hora.

13 agosto 2006

Cuba, Estados Unidos, España

No se demoraron, tras publicarse la baja del sátrapa cubano, las declaraciones del congresista por Florida Lincoln Díaz-Balart, sobrino de la primera mujer de Castro y significado ultraconservador, no sólo por sus antecedentes familiares batistianos y su lógica oposición a Castro, sino también por su habitual defensa de los intereses de aliados como Marruecos o Israel. El cinco de agosto Díaz-Balart instó a su gobierno a presionar hacia “una transición democrática en Cuba”, criticando la orientación del gobierno español en esa materia. Sin embargo, parece que lo que más teme el gobierno norteamericano en estos momentos es la avalancha de inmigrantes que se prevé al menor signo de apertura del régimen caribeño.

Se impone la paciencia, como ha recordado Andrés Oppenheimer, editor de The Miami Herald y columnista de más de cuarenta importantes diarios del continente, premio Pulitzer, analista político de la CNN, autor, entre otros, del libro La hora final de Castro (1993) y sin duda uno de los periodistas más influyentes de Hispanoamérica, en quien podemos reconocer la voz del anticastrismo inteligente. En ese sentido, acaba de hacerle al presidente Bush cinco recomendaciones: mantener un “perfil bajo” en sus declaraciones; autorizar los contactos directos con La Habana; preparar un fondo de reconstrucción de Cuba o, como dice con más cinismo, “unas zanahorias para poner sobre la mesa”; iniciar ya los necesarios “cabildeos” en el Congreso; y actuar de común acuerdo con Europa e Iberoamérica. También Oppenheimer insiste en la importancia del papel de España y lamenta que Bush haya desoído las llamadas del presidente Zapatero. Posiblemente éste no sea el estadista que los cubanos desearían ver al frente del gobierno español, pero aún queda tiempo para encarar la situación con inteligencia y justicia. Ojalá. Última Hora.

30 julio 2006

El Líbano no es para simples

El embrollo no puede ser más complicado. A la simpleza de reducir el actual conflicto a una fase más del ya centenario enfrentamiento judeoárabe se opone una realidad cuajada de contradicciones. Hezbolá ha sido condenada por un jeque cuvaití y recientemente objeto de una fetua dictada por otro saudí. Los gobiernos árabes se lavan las manos ante lo que parece, como ha señalado muy acertadamente Marcos Aguinis en La Nación [véase aquí su artículo], una operación de limpieza en que Israel pone la escoba y los regímenes sunníes aplauden disimuladamente; y es que Hezbolá es uno de los brazos más activos y sanguinarios del Irán de los ayatolás, y no olvidemos que el islam chií aspira a la restauración del califato. El régimen sirio, de orientación laica, apoya a los fanáticos de Hamás y Hezbolá en su oposición a la existencia tanto de Israel como de Palestina (la Gran Siria sigue en su horizonte). Europa y los Estados Unidos asignan a la ONU el papel de coartada. Israel ni se inmuta y sigue asesinando civiles.

Entre tanto, el presidente Zapatero, que debió dejar de leer en 1989, se coloca el kefieh palestino y luego recula y dice que se trata de un gesto sin importancia; dados el simbolismo enorme del pañuelo a cuadros y los innumerables muertos a que va asociado, uno no puede imaginar a qué dará importancia este señor. El inefable Blanco ofende a Israel, estado al que pese a su sistemático desprecio del derecho internacional llamamos amigo, y luego se ve igualmente obligado a envainársela... Por fortuna, absolutamente nadie en el ámbito internacional toma en serio lo que diga el gobierno español; si no fuera así, quizá nos hallaríamos ante una delicada situación. Última Hora.

02 julio 2006

Creer o saber

Una amiga me comenta sus avances en su curso de masaje. Ha aprendido a darlos con ciertos principios de fisioterapia y de anatomía muy correctos; sin embargo, al mismo tiempo se va introduciendo en el terreno de las creencias infundadas que en determinados ambientes cumplen el papel del conocimiento científico. Mi amiga ahora quiere aprender reflexología podal (por ejemplo, para curar una migraña mediante la manipulación de los pulgares de los pies) y, cuando uno opina que esto es un cuento, cierra el debate algo ofendida con una afirmación: “pues yo me lo creo”.

Sorprenden estas fes, cada vez más frecuentes en personas con estudios superiores, intereses artísticos y aparentemente capaces de manejar sus vidas en términos racionales. El “me lo creo” sustituye a todo razonamiento basado en el método científico, arrinconado éste por retóricas pseudocientíficas tan absurdas como las que pregonan la existencia del chi o energía natural del universo, un concepto perfectamente ajeno a la realidad empírica. Jamás entregaríamos a un charlatán nuestra gestión financiera, porque no se asocia placebo a la compra de acciones sin valor; pero sí nuestra salud. Contribuyen a esto el extendido prestigio de toda tradición que no sea la nuestra, obviando que ha sido la medicina occidental la que ha erradicado en Asia plagas y enfermedades que las medicinas orientales jamás habían combatido eficazmente; y el componente psicoterapéutico o de consuelo que presentan estas prácticas a medio camino entre la filosofía y la mitología. Lo cual no impide que quienquiera que haga valer su pensamiento crítico perciba claramente que acupuntura, homeopatía y reflexología no sanan: medran sólo en la confluencia de un crédulo y un embaucador, como el tarot, la astrología o los embustes de Iker Jiménez. Última Hora. Luke.

18 junio 2006

No se llamaba España

Érase una vez un país que sufrió un terrible atentado terrorista. Tres días después estaban previstas elecciones. El líder de la oposición se hizo una foto al lado del presidente del gobierno y prohibió a sus seguidores hacer uso partidista de las luctuosas circunstancias. Así y todo, la ciudadanía castigó la colaboración del gobierno en la invasión ilegal de otro país y el líder de la oposición ganó las elecciones con un margen brevísimo.

En su programa, el nuevo presidente proponía iniciativas que afectaban de forma importante a la estructuración del estado y al concepto de nación y que eran cuestionadas por amplísimos sectores de la ciudadanía. Por sí solo, el partido del nuevo presidente no reunía escaños suficientes, pero si unía sus fuerzas a las de un partido muy minoritario, situado explícitamente contra la misma existencia del estado, podría formar mayoría. Sin duda ello le costaría concesiones impopulares, que no contribuirían a cicatrizar las heridas recién sufridas, pero tendría el poder asegurado. Mas el presidente electo era un estadista responsable y comprendió que su victoria se había producido en circunstancias muy extraordinarias y que las elecciones no son un cheque en blanco. En lugar de aprovechar la ocasión, decidió consultar a todos los partidos y formar un gobierno de concentración nacional en que estuviese representado el arco más amplio posible del electorado. El nuevo presidente y sus socios coyunturales emplearon sus esfuerzos en esclarecer con urgencia lo acaecido, porque lo consideraban una prioridad nacional, y pospusieron toda reforma que no fuera asumida por todos. Al cabo de dos años, con la sombra del atentado lejos y la atmósfera política normalizada, el presidente convocó unas nuevas elecciones y las ganó en paz. Última Hora.

04 junio 2006

Los asesinatos de Ishaqi

La vida de un combatiente no vale menos que la de un civil; pero el que dispara contra un soldado, al menos, respeta las normas que en un contexto tan alterado como la guerra nos permite hablar de respeto de la ley, justicia y todas esas zarandajas con las que queremos diferenciarnos de los niños y de las fieras. Si entendemos que toda muerte causada por el hombre constituye una tragedia, ésta pierde cualquier vestigio de moralidad cuando la muerte deja de contemplarse como un mal menor para ser percibida como un fin en sí. No hay nada más perverso ni más torpe que una tragedia sin catarsis.

El vídeo de la BBC con que nos desayunamos anteayer viene a confirmar (tras Abu Graib, tras Haditha, tras todas las matanzas conocidas y por conocer) que en Irak se han perdido los precarios referentes morales que movían a algunos de los que apoyaron o han participado en la ocupación de Irak. La precipitación, la ansiedad, el deseo de venganza y el nihilismo que se instalan en las tropas tras años de una guerra sin cuartel, sin popularidad y sin visos de solución hacen que cada día que pasa Irak se asemeje más a Vietnam. Más de treinta mil civiles muertos y un puesto a la cabeza de la lista de violadores de los derechos humanos en el último informe anual de Amnistía Internacional colocan al gobierno Bush en sus horas más bajas. La resistencia iraquí, mientras, atenta a diario contra las instalaciones petrolíferas del país, cuya producción ha descendido en picado junto con la inversión internacional. Los invasores ni siquiera han alcanzado el que era su objetivo estratégico: ¿cómo van a justificar sus crímenes? Última Hora.

21 mayo 2006

Una de indios

Por las noches, antes de dormir, estoy leyendo un libro apasionante titulado Exploradores, comerciantes y tratantes de esclavos: la Vieja Ruta Española (1678-1850). Su autor, Joseph P. Sánchez, que dirige el Spanish Colonial Research Center de Albuquerque, narra la historia de los hombres que, desde sus bases neomexicanas y californianas, exploraron, abrieron rutas y dieron impulso a la posterior colonización del actual suroeste de los Estados Unidos. Sí, tienen ustedes razón: uno está en el mundo porque tiene que haber de todo.

No obstante (y no es que quiera justificar mi excentricidad: a mis años la tengo muy asumida), a poca imaginación que uno tenga, el relato de aquellos pioneros suscita gran interés. Militares, frailes y civiles aragoneses, catalanes, castellanos, vascos o mallorquines fundan ciudades hoy metropolitanas, vadean a caballo ríos colosales, sufren frío en las Rocosas y sed en el Mojave, conviven con los hopis, negocian con los yutas, temen los ataques de apaches, navajos y comanches... Situar a aquellos pioneros carpetovetónicos en los escenarios en que estamos acostumbrados a reconocer a la familia de mormones en carreta o a John Wayne pegando tiros contiene el estimulante aroma de la paradoja.

Es aún más chocante, inmersos como estamos en una sociedad dominada en lo público por el aberrante prestigio de la exclusión, leer la siguiente frase del profesor Sánchez: “Junto a los incontables indios hoy anónimos que cazaban, vivían y morían en las desolaciones de Utah, y que guiaron a los españoles a través de sus territorios, esos antiguos exploradores forman parte de la historia nacional de los Estados Unidos”. A esto se le llama comprender las raíces plurales de toda identidad, entendida ésta de forma inteligente y, por tanto, generosa. A lo demás: nacionalismo. Última Hora. Luke. Periodista Digital.

20 mayo 2006

Hombre, por Dios

Uno ha de confesar su admiración hacia el sentido pragmático del Opus Dei, esta organización bastante más católica que cristiana cuyos cerebros grises propusieron a los editores de El código Da Vinci la publicación de Camino. En Doubleday se prometen ventas millonarias con su particular e inteligente adhesión al “perdona nuestras ofensas”... Si Dan Brown tiene derecho a forrarse con un libro sin valor, ¿por qué no van a poder hacerlo también los herederos de Escrivá de Balaguer? Ni que habláramos de cosas espirituales. Última Hora.

23 abril 2006

Eduardo sin Cristina

Con los seres que nos abandonan para siempre se va una parte de lo que fuimos. Cuando la pérdida es muy cercana, morimos un poco: es tanto lo que compartimos con quien se fue, y tan intenso, que lo que sobrevive de nosotros nos parece harto poco. Es cierto eso de que las pérdidas son irreparables, y es cierto que nunca volveremos a ser quienes éramos, y en los momentos que siguen a los hechos luctuosos algunos tienden a pensar en términos de punto final.

Pero es punto y seguido. El tiempo pasa sin que podamos hacer nada –ni a favor ni en contra. La muerte es consecuencia de numerosas causas de las que, en el mejor caso, sólo alcanzamos atisbos, e igualmente tampoco determinamos sino una pequeña parte de cómo la vida cicatriza. Un buen día nos encontramos con que ha transcurrido la jornada sin que hayamos dedicado algún momento al recuerdo doloroso. Otro día descubrimos que podemos pasar por cierto lugar, que nos parecía firmemente establecido en nuestra geografía del luto, y no nos duele. La mejor noche es aquélla en que volvemos a soñar con la persona que perdimos y en su rostro, por primera vez desde que se fue, ya no están los rasgos de la enfermedad. Sonríe, escucha un disco, fríe unos huevos: en nuestro sueño ya no muere permanentemente. Tengo la experiencia y ese despertar es, por mucho que se demore, ineludible y luminoso.

Hasta que llega esa mañana, sin embargo, todo duele. Son las agujetas que nos deja en el alma la muerte para persuadirnos de que ha ganado. Pero no. Tampoco vencemos nosotros; es un combate sin final, pero sigue siendo vida. Aunque ahora sea otra. Última Hora.

09 abril 2006

Concursos de misses

Uno tendía a pensar que cuando una muchacha en torno a la tierna edad de dieciocho años, con el cuerpo de pan recién horneado y la personalidad, en cambio, semicruda, decide presentarse a un certamen de belleza, la explicación radica en que ha leído poco, tiene escasa estima por su condición de mujer y, además, está muy mal aconsejada por unos padres que tampoco deben dedicar gran consideración al complemento espiritual que suele acompañar al cuerpo femenino. Pero quizá se tratase de puro vicio de criticar: si tantas personas siguen estos espectáculos, deben ser algo honesto y saludable.

La televisión, la publicidad y las pasarelas nos revelan la verdadera vía de la redención femenina. ¿Que es usted desgraciada? Pues deje de ser un callo, mujer. No es el mundo el que se equivoca cuando la juzga por su físico: es usted la que absurdamente se empecina en ser solamente inteligente, eficiente y honrada. Déjese de tonterías y opérese ya esa birria de tetas. Guste a los hombres. Abrace la cosmética. No estudie un máster: actualice su vestuario. So fea.

Qué ingenuos ésos que inducen a sus hijas a formarse como personas antes que a comerciar con su imagen; a cultivar virtudes ciudadanas en vez de recoger las rosas de su juventud. Es comprensible que los medios dediquen mucho más tiempo a un concurso de misses que a los malos tratos domésticos, la discriminación laboral, el proxenetismo, la violación y, en otros ámbitos, la lapidación de las adúlteras, la ablación, la exclusión de la escuela, la imposición del matrimonio, esto es, la venta de las hijas al mejor postor... Pero discúlpenme; está saliendo por la tele Miss Baleares en un bikini escuetísimo y tengo que dejarles. Última Hora.

26 marzo 2006

Vuelven los liberales

Hubo un tiempo en que los liberales españoles se pudieron sentir representados en el seno del Partido Popular. Fue aquella época en que José María Aznar transformó la alianza en partido, absorbió al PL y al PDP, se desprendió del uniforme, limó su discurso y relevó a un Felipe González sospechoso de haber reorganizado el terrorismo de estado. Aquellos jóvenes de derechas parecían distintos a lo que había sido la derecha española de toda la vida; y lo eran, ciertamente, aunque ahora, a la vista de su posterior radicalización en el poder y de su actual deriva hacia el extremo (más táctica que ideológica, pero perniciosísima en todo caso), cualquiera diría que los últimos setenta años hubiesen transcurrido.

Y, sin embargo, el verdadero liberalismo sigue existiendo. Muchos militantes del Partido Popular, barones incluidos, no comulgan con los postulados ni con las actitudes de la jauría enloquecida que hoy dirige el PP. No puedo imaginar a Jaume Matas ni a Alberto Ruiz-Gallardón haciendo gala de la torpeza, la impudicia y los modales casi tabernarios de Eduardo Zaplana y Ángel Acebes. Por no hablar de corrupción urbanística y financiación ilegal de partidos, que todos suponemos practican en sus diversos niveles todos los partidos que tocan poder, sin que ellos apenas hagan nada por tranquilizarnos.

Afortunadamente, hoy existe una alternativa: Ciudadanos, con tres escaños en el parlamento catalán por los que nadie hubiese apostado un día antes de las elecciones. Me consta que muchos votantes, incluidos muchos que lo han sido del PP y del PSOE, esperan como agua de mayo que el partido que preside Albert Rivera siga creciendo también fuera de Cataluña, se fortalezca en lo referido a estructura y cuadros y presente candidaturas en sus respectivas circunscripciones. Esos electores, como quien firma estas líneas, creen que lo mejor de nuestro muy imperfecto régimen –aquello que eleva a Europa por encima del ultracapitalismo norteamericano y del desprecio por las libertades de los demás continentes– en esencia sigue siendo lo que aportaron a Occidente las revoluciones francesa y norteamericana y las que las sucedieron a lo largo del siglo XIX. Defienden un modelo nacional de libertades para todos y confían en que son posibles una política territorial que no hable de exclusiones, sino de unidad en la diversidad, y un liberalismo de matices sociales que fuera de lo privado no deba nada a la Iglesia. No se echarán en brazos de fieras hambrientas ni votarán movidos por la ira. Son liberales, y lo que hoy les ofrecen el PP y el PSOE no les satisface. Última Hora. Periodista Digital.

08 marzo 2006

No era nada fácil

No era fácil atacar este asunto. En La lista de Schindler sí lo era identificar a los malos; en Munich, en cambio, cada espectador llega al cine con ideas propias acerca de quiénes son responsables y quiénes víctimas del desastre palestino-israelí. Spielberg tenía un comprometido reto ante sí –básicamente, abordar el conflicto entre el derecho propio a la justicia y el de los demás a la vida– y no es hombre que se deje asustar por los retos. La ley del talión, hoy más de moda que nunca, dista mucho de ser una reliquia bíblica y evoluciona en espiral. Sólo algo que reprochar: quienes dudan en el filme son siempre judíos; los palestinos, en cambio, aparecen como bárbaros irreflexivos y sedientos de sangre o como hipócritas interesados... Mantener una ecuanimidad estricta y aportar soluciones era tarea imposible; y, sin embargo, el judío y occidental Spielberg alcanza un éxito: acerca a judíos y occidentales cierta creíble autocrítica basada en consideraciones universales subyacentes también al más genuino –y olvidado– judaísmo. No era fácil. Última Hora.

05 marzo 2006

Mequetrefes

Que el Congreso se haya negado a reconocer en su reciente declaración institucional el papel protagonista del Rey en el malogro del tejerazo de 1981 sólo es una prueba más del momento de indignidad política que atravesamos. Siendo necesaria la unanimidad en la aprobación de tales declaraciones, ERC y EA impusieron su impresión de que resulta “excesiva” la importancia que suele concederse al Rey en aquella jornada. Los partidos del Congreso se avinieron a hacer desaparecer la palabra “Rey” del texto definitivo y a equiparar la actuación de la Corona a las del resto de instituciones y agentes sociales.

Si no tuviéramos memoria, no sabríamos que las cosas no sucedieron así. Con el gobierno y ambas cámaras secuestradas, la Generalitat y la Lehendakaritza en fuga, los sindicatos enmudecidos y una junta de subsecretarios como único vestigio del ejecutivo, sólo la autoridad de don Juan Carlos y la firmeza de sus convicciones democráticas hicieron frente a los golpistas. Sólo tras la intervención del soberano los blindados regresaron a los cuarteles y el pueblo se echó a la calle. Confirmando su deriva hacia la definitiva desvinculación con respecto a sus representados, y so capa de consenso, los diputados han vuelto a primar el corto plazo más mezquino sobre el respeto a la verdad y la debida cortesía institucional. ¿Tan desmemoriados nos consideran? Pero no lo somos; y también recordaremos esta vergüenza.

Mientras tanto, el monarca oye, calla y, siempre al servicio de quienes gratuitamente lo agravian, no dudaría en devolverles de nuevo la libertad de hacerlo si otra asonada la pusiese en peligro... Los grandes hombres quedan para la historia; a cambio, soportemos que los mequetrefes disfruten sus cinco minutos sobre el escenario. Última Hora.

28 febrero 2006

¿Cuál debe ser la respuesta de Occidente a la violencia islámica?

Desde la opulencia es muy fácil reclamar actitudes civilizadas a aquéllos a quienes contribuimos a oprimir y empobrecer. También es fácil generalizar respecto a la barbarie contra la realidad insoslayable: el mundo islámico comprende mil doscientos millones de personas (campesinos, artistas, panaderos, madres, filósofos) que, por pacíficas que puedan ser, no se olvidarán súbitamente de Jerusalén, Guantánamo, Abu Graib... Cuando bajemos del pedestal del poder –manchado de petróleo y de sangre– comenzará el diálogo. Hasta entonces, que no nos pase nada. Última Hora.

05 febrero 2006

Más sobre Ceuta, Melilla, España...

Es curioso cómo los asuntos que a uno en principio le parecen menos polémicos suelen atraer más comentarios. Uno de mis breves anteriores, dedicado a la -no por esperada menos impertinente- injerencia de las autoridades marroquíes en la tímida visita del presidente del gobierno a las ciudades españolas del norte de África, genera varios argumentos que creo debo contestar.

Jamás las tribus bereberes del norte de lo que hoy se denomina Marruecos se sintieron miembros de ese estado. Ni siquiera hoy podría asegurarse que los rifeños no preferirían un estado propio o, incluso, pertenecer a España antes que ser súbidtos del sátrapa alauí. Ni su existencia ni sus circunstancias guardan relación con las ciudades españolas del norte de África. Por otro lado, Ceuta no fue conquistada por los españoles, sino por los portugueses; España la heredó de ellos. Melilla sí fue conquistada por España, exactamente igual que antes Granada, Toledo, Valencia o Tarragona e igual que Navarra aún años después; pero su carácter de conquista no es motivo suficiente para dudar de su españolidad, porque no estamos hablando de la conquista de una colonia, sino de la de un territorio que desde entonces forma parte integrante de la nación. Como Vladivostok en Rusia; como Normandía en Francia; como el Algarve o las Azores en Portugal; como Nápoles en Italia. Tampoco es motivo para dudar de la españolidad de Ceuta y Melilla el hecho de que sus circunstancias geoestratégicas determinen una estrecha vinculación con el Ejército; que yo sepa, la presencia continuada de cuarteles militares en un territorio no indica su condición ajena, sino, precisamente, la soberanía efectiva del estado a que pertenece.

Pero todo esto resulta secundario con respecto a la verdadera causa de estas polémicas. Me inspiran mucha curiosidad todas esas personas, generalmente de izquierdas y la mayoría de buena fe, que, contra el sentido común histórico, aceptarían de buen grado un referéndum en Cataluña o Euskadi, o directamente su independencia, porque es muy democrático y muy estupendo, y en cambio defienden a capa y espada la marroquinidad de Ceuta y Melilla sin atender a que su población -incluso la musulmana- pretende seguir siendo española; tal vez ceutíes y melillenses no sean dignos de ese respeto a que los nacionalistas catalanes y vascos son tan acreedores. Esas mismas personas, por otro lado, en el caso de Gibraltar suelen anteponer al derecho internacional los deseos de los llanitos de ser británicos, porque, "total, a mí un peñón más o menos me da lo mismo".

¿Cuál es la diferencia que hace que estas personas empleen criterios tan incuestionablemente dispares aplicados a casos en parte semejantes, dependiendo de la soberanía que se cuestione? Que en unos casos se trata de defender la integridad de España y en otros de menoscabarla; y como el de España es un concepto desprestigiado para la izquierda, en San Sebastián hay que votar, clarísimo, pero en Melilla no. Porque de lo que se trata es de denostar a España y todo lo que huela a español, que es algo muy anticuado y seguramente fascista. Y antes que mostrar aprecio por la idea de España, es preferible hacerlo por cualquiera de quienes la combaten o estorban: los nacionalismos periféricos -incluidos los que incurren en terrorismo-, el tirano de Rabat, el ocupante británico. Es como la memez de no pronunciar nunca la palabra "España", sino "Estado español", no vaya a ser que nos salga un sarpullido.

Entregadas a este fin fundamentalmente denigrador, esas personas asumen como naturales definiciones tan falaces como las que leo todos los días en la prensa y pretenden justificar el sinsentido nacionalista, del siguiente tenor: "el estado plurinacional de los Reyes Católicos y de Felipe II", o "un estado en cuya legalidad quepan todas las naciones que existen en su territorio desde la caída del Imperio Romano" (impresionante descubrimiento). Vamos, que hay que comulgar con anacronismos, tergiversaciones, inconsecuencias y lo que haga falta con tal de no herir la susceptibilidad de los nacionalistas, de quienes todos reconocen se mueven "por sentimientos". No vale que nosostros nos movamos por razones, no. A los melillenses, en cambio, sí podemos herirles, porque su nacionalismo español es carca.

Vamos a dejarnos de tonterías: aquí nadie pretende ser más demócrata, ni más práctico, ni más justo, ni más nada. Aquí lo que pasa es que en lugar de estudiar historia vivimos de consignas y fútbol. Para los progres menos reflexivos, España es caca y meterse con ella queda mejor. Todavía duelen en nuestros oídos las palabras que el otro día y a media tarde dedicó a España en TV3 (recordémoslo: una televisión pública) un desquiciado Pepe Rubianes, para gran regocijo del conductor del programa: "Que se vaya a la mierda la puta España." "Que se metan a España en el puto culo a ver si les explotan los huevos." "A mí la unidad de España me suda la polla por delante y por detrás." Esto, de haber sucedido en Francia (lo cual es impensable), habría supuesto el paro perpetuo para el imbécil malhablado, para quien lo contrató y para el presentador que le rió la gracia, y eso con independencia del contexto en que hubieran sido pronunciadas. En España no pasa nada. Pero, eso sí, que nadie ose criticar aun educadamente al nacionalismo, porque éste clamará -arrogándose injustamente la representación de todos los catalanes o del pueblo vasco- al cielo de las libertades democráticas... De igual modo, llevar el nombre de España en la boca a todas horas debe ser mucho más patriótico y de orden y por esa razón tan sólida hay que comprar cava extremeño en Navidad. Hoy he vuelto a recibir un correo electrónico deplorable en que se insta al odio a los catalanes y a todo lo catalán. Circulan constantemente. También sé que es probable que algunos de mis suscriptores se den de baja de este blog a raíz de la publicación de estas notas apresuradas: los más nacionalistas porque desprecio y siempre despreciaré esa faramalla de prejuicios y falsedades que ellos llaman ideología; aquéllos que confían en la actual cúpula del Partido Popular porque los llamo y llamaré siempre usurpadores y manipuladores de la patria -además de torpes. Contra argumentos, consignas. Es así de sencillo y triste, pero así nos conducimos unos y otros.

Cada vez estoy más convencido: no me cansaré de repetir que no todas las ideas son válidas ni respetables, y cuando una persona o un colectivo (por muy amplio que éste sea) están equivocados hay que decírselo cuando aún es tiempo, antes de que se produzca, por ejemplo, un Holocausto, la quema de los conventos, un 11-S... Y los nacionalistas catalanes, vascos y gallegos, y también los del género nacional-aznarista, están sumamente equivocados; y los ciudadanos progresistas que históricamente se han dejado arrastrar por el prejuicio antiespañol y dejan en manos de personajes como Eduardo Zaplana o Ángel Acebes la defensa del concepto de España, son gravemente irresponsables y deberían tomar nota de la relación que mantienen con su patria los ciudadanos de izquierdas en Francia o el Reino Unido, por ejemplo. Así hay que decirlo cuantas veces sea necesario. Pero es que, además, no estoy dispuesto a que me comparen con ellos. Estoy muy convencido de que no ser nacionalista me hace -en el ámbito que corresponda y sólo en ése- infinitamente superior a los nacionalistas y a quienes se dejan engañar por su discurso, y por tanto los complejos sobran tanto como las generalizaciones. También sobran los odios: ante el error sólo cabe la tolerancia y mucha pedagogía.

Democracia e intereses

Resulta que si un fiscal mantiene criterios diferentes a los del partido en el gobierno, es fulminado a las primeras de cambio. Si el presidente de una Caja no se ajusta a las exigencias de los políticos que controlan la entidad, es sustituido. Si la persona que dirige una televisión pública no cumple con las expectativas del partido mayoritario, es reemplazada. Cuando una importante empresa de energía se opone en libre competencia a otra empresa rival más cercana al grupo político en el poder y al grupo mediático que lo apoya, le cae una OPA. El acceso al CGPJ, al Tribunal Supremo y al Tribunal Constitucional está igualmente determinado por la coyuntura política.

Tan absoluto control de las instituciones públicas y privadas que articulan el estado por la aritmética parlamentaria puede parecer signo de democracia genuina, y quizá lo sería si las mayorías parlamentarias representasen con fidelidad los deseos de la ciudadanía. Lo cierto, me temo, es que nadie debe su acta de diputado a la defensa independiente de unos principios asumidos por una voluntad popular críticamente formada, sino sólo –en virtud de un sistema electoral perverso y de la televisión– a la cúpula de un partido; y en éstas no prevalece el interés público, sino un denso entramado de intereses económicos en que no importa tanto qué beneficia al ciudadano (al trabajador, al inmigrante, al medio ambiente, al hombre y la mujer libres, al niño que necesita educación de calidad) como qué es lo que permite mantener intactas las cuotas de poder de quienes deben disfrutarlas. Así de triste es nuestro estado de derecho, porque así lo queremos. Y si no, que se lo pregunten a Eduardo Fungairiño. Última Hora.

03 febrero 2006

No te jode

Lo único que nos faltaba es que sea el señor Benabdelá, ministro marroquí de Comunicación (que es como llama aquel régimen al jefe de Propaganda), quien evalúe la oportunidad de las visitas del presidente del gobierno español a dos ciudades españolas. Propongo que algún portavoz del gobierno Zapatero señale la inoportunidad de la próxima visita del déspota alauí a, no sé, por ejemplo, Fez. Y, de paso, la ilegalidad de sus visitas a El Aaiún. Las del déspota y las de sus tanquetas. Última Hora.

22 enero 2006

El gen de medusa

No salgo de mi estupor: investigadores de la Universidad Nacional de Taiwan han obtenido varios ejemplares de cerdo verde fluorescente. Como lo oyen. Este hallazgo, que no desmerecería en el laboratorio del profesor Bacterio, dista no obstante de ser una broma: permitirá, al parecer, allanar el camino de los trasplantes de órganos de animales al ser humano. El marrano fosforito tiene la virtud de que sus vísceras también son fluorescentes, lo que permite practicar ciertas constataciones sin necesidad de técnicas de algún modo cruentas, y esto significará una mejor calidad de vida de los cerdos de laboratorio y, ojalá, una aceleración en el desarrollo de tratamientos para el cáncer humano: sorprendente. Pero más sorprendente es la forma en que se logró este animal transgénico: se inyectó el gen que codifica la GFP (proteína verde fluorescente) de cierta medusa en fetos de cerdo. Afortunadamente, los cerdos sólo brillan en verde bajo la luz ultravioleta; si no, imaginen el susto de las pobres gestantes tras el parto. Por no hablar del mosqueo de los verracos.

¿Imaginan las posiblidades del descubrimiento aplicado a la vida pública? El gen de la brillantez de Ruiz-Gallardón inyectado a tiempo en el feto (con perdón) de José Blanco o el de la templanza de Eduard Punset en el de Ángel Acebes habrían mejorado sin lugar a dudas el panorama nacional. Algún gen de Maria Antònia Munar en el embrión de Carod-Rovira habría dado lugar a un separatismo infinitamente más sexy. En cambio, de la implantación de cualquier gen democrático en el feto de Arnaldo Otegi, me temo, poco hubiéramos podido esperar salvo el rechazo. Para eso, el gen de medusa: fluorescente, al menos, habríamos podido aprovechar el resultado para la ciencia. Última Hora.

18 enero 2006

Lo malo conocido

Los cananeos empezaron a darse estopa en el suelo que hoy ocupa el estado de Israel hará cinco mil años. Vinieron hebreos, arameos, egipcios, asirios, romanos, persas, árabes, francos, turcos y, hace unos cien años, esos europeos de religión judía e ideología sionista que se llaman a sí mismo israelíes, y todos repartieron leña. Con esta perspectiva, ignoro qué relevancia estadística pueda tener que Ariel Sharon ya no pueda ordenar más asesinatos; pero el espíritu de superación de los israelíes es proverbial. Última Hora.

16 enero 2006

Ni tanto ni tan calvo

Seguramente sólo los más enrocados en la España del 39 desearían ver de nuevo los tanques en las calles. Pero son muchos los españoles que no entienden que su gobierno castigue las manifestaciones ciertamente extraviadas del teniente general Mena, quien, sin mucha diplomacia, ha recordado que la obligación de respetar la Constitución vigente atañe a todos; y, en cambio, admita entre sus socios discursos que abiertamente promueven la insumisión hacia la carta magna. ¿Quién dijo que la demagogia debía guardar apariencias? Última Hora.

02 enero 2006

¿Año nuevo, vida nueva?

Vida nueva. Y si no que se lo pregunten a Rajoy, a Aguirre, a Bono... O a los fumadores, que en ciertos lugares se verán relegados a la condición de factores de insalubridad e infractores de la ley; que ya era hora. Aunque hay cosas que no cambiarán: el peinado de la Reina, la inexplicable atención de los españoles a las chorradas de Ana Obregón, la coña macarra y lúcida de Bernardo José Mora, la hemiplejia de Beckham, Dios en los colegios... Última Hora.