18 noviembre 2013

Reforma electoral

Hoy oímos a menudo hablar de reforma electoral. Nuestro régimen electoral es una de esas graves disfunciones que menoscaban clamorosamente la representación popular y, por tanto, la democracia, y que, sin embargo, nadie puso sobre la mesa hasta que nació UPyD hace seis años y comenzó su tarea de vestir al emperador. LA LOREG es una ley preconstitucional que, por un lado, vincula a los representantes elegidos por el pueblo con las cúpulas de los partidos y no con sus representados; y, por otro, tergiversa sistemáticamente el sentido del voto colectivo y favorece a los partidos más grandes e, indirectamente, a aquellos que, sin serlo, presenten candidaturas solo en partes pequeñas del territorio nacional: los partidos nacionalistas y regionalistas.

A escala regional sucede exactamente lo mismo. Por ello UPyD ha defendido en varias comunidades autónomas la reforma de la correspondiente ley electoral, puesto que todas suelen adolecer de los mismos defectos. En el País Vasco el diputado Gorka Maneiro pidió infructuosamente la circunscripción única, pese a que el actual sistema electoral vasco favorece la presencia de UPyD en aquel parlamento. En Asturias, UPyD apoyó un gobierno del PSOE con varias condiciones, entre ellas una reforma electoral que, después de marear mucho la perdiz y estafar tanto a UPyD como a la opinión pública, que es mayoritariamente favorable a tal reforma, el PSOE ha acordado con el PP no tramitarla. En varias regiones en cuyos parlamentos regionales aún no estamos representados hemos presentado iniciativas diversas en el mismo sentido. En estos momentos, en Andalucía se están recogiendo con gran éxito firmas para la tramitación de una iniciativa legislativa popular que registró UPyD con el fin de defender en el Parlamento un proyecto de reforma electoral; medida que, por cierto, Izquierda Unida también llevaba en su programa para las andaluzas pero que olvidó en cuanto sus votos fueron necesarios para que gobernase el PSOE y se le ofrecieron las consabidas consejerías a cambio de amnesia; una medida por tanto que, pese a contar con una gran simpatía entre los andaluces, no cuenta con un solo defensor en su parlamento.

En Baleares sufrimos también un régimen electoral injusto. Y, pese a que se ha hablado en el pasado y fugazmente de reforma electoral por parte de algún partido, la bajada del listón electoral del 5% al 3% nos parece necesaria pero muy insuficiente. Para nosotros, la clave está en las circunscripciones insulares y en las listas cerradas: ambas características del sistema hacen depender la representación de los ciudadanos de las Islas directa y férreamente de las cúpulas del PP y del PSOE. Nosotros creemos que no es justo que, como sucede hasta hoy, el voto de un formenterés o de un menorquín valga entre cuatro y cinco veces más que el de un mallorquín; o que, teniendo más población, Ibiza tenga menos diputados en el Parlament que Menorca. Aunque no sea popular decirlo en determinados contextos, pensamos que nada justifica que Menorca e Ibiza estén sobrerrepresentadas en un parlamento balear que ha de constituir la representación de todos y cada uno de los ciudadanos de las Islas en absoluta igualdad, y que por lo tanto debería formar nuestra voluntad política colectiva mediante el reflejo aritméticamente proporcional de esa suma, ya que no hablamos de taifas sino de ciudadanos. También estamos convencidos de que las listas cerradas y bloqueadas solo favorecen perversamente a la partitocracia, ya que quien desee ir en listas en un puesto de los que llevan premio tratará por todos los medios de contentar a quienes confeccionan esas listas (las cúpulas de los partidos) y olvidará por completo a los ciudadanos a los que ha de representar, las promesas que hizo y los compromisos que adquirió con ellos. Por ello UPyD ha propuesto y seguirá promoviendo la reforma de la ley electoral de Baleares y del Estatuto de Autonomía con el fin de que los ciudadanos tengamos margen de elección entre candidatos mediante listas desbloqueadas y para que la circunscripción electoral pase a ser única para todo el archipiélago.

UPyD Baleares se planteó pronto la posibilidad de registrar una iniciativa similar a la de nuestros compañeros andaluces, pero hete aquí que en Baleares la iniciativa legislativa popular tiene vedada explícitamente la reforma de la ley electoral. De manera que en este blindado terreno es imposible que los ciudadanos puedan participar al margen de los partidos, y ya es sabido, porque la experiencia asturiana nos lo demuestra, que mientras dependa del PP y del PSOE esa reforma no se llevará nunca a cabo en un parlamento, porque ellos son los principales beneficiarios de la desigualdad que la ley consagra. Resulta a todas luces evidente que para que esta reforma y otras de verdadero significado democrático y de calado social lleguen de la calle a los parlamentos será necesario que entre en ellos aire fresco de la mano de partidos nuevos que repudien la actual partitocracia. Y en eso estamos. mallorcadiario.com. El Mundo-El Día de Baleares.

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