11 julio 2009

Carta a un “disidente” de UPyD

Estimado J***:

Conforme pasa el tiempo, se hace más y más notoria la distancia que separa a las personas que se pusieron al servicio del partido para hacer política de las que desde el minuto cero pensaron en hacer del partido trampolín de su vanidad, terapia personal o qué sé yo. Hoy, mientras algunos os divertís en los blogs y en los foros chismorreando y poniendo apodos pueriles a Rosa y demás miembros del Consejo de Dirección, otros participan en la empresa política de mayor calado en España desde 1978. Y para ello algunos se dejan el pellejo (por no mencionar el número de horas de trabajo ni otros muchos sacrificios personales) en organizar la estructura territorial del partido, en formar grupos de trabajo especializados, en redactar y publicar documentos, en gestionar las relaciones con la prensa, en llevar a cabo campañas cuando toca y en prepararse para cuando llegue el momento de acometer las reformas que propugnamos. Entre tanto, en el ya viejo sector crítico (el mismo que en su día infectó gravemente Ciudadanos) seguís dedicándoos a lo de siempre, puesto que es gratis: criticar en Internet la “falta de democracia interna”, sobre la que al parecer sois los únicos que tenéis estudios fundados. El partido crece sin parar, hay un procedimiento establecido para participar y para ejercer la crítica constructiva y quien quiere lo hace: conoces a algún miembro del Consejo Político que en cierta sesión discrepó de la Mesa en sus mismas barbas y ganó una votación contra la posición defendida reiteradamente por Gorriarán, y hasta el día de hoy ninguna centella ha fulminado al osado. Debe ser porque discrepaba desde la lealtad al partido y el esfuerzo demostrado a diario.

Y en noviembre celebramos un congreso para definir entre todos, mediante un procedimiento democráticamente impecable e inédito en otros partidos, cómo va a ser UPyD en los próximos años. Pero no: algunos, ¡incluso aunque no sean militantes!, siempre se permitirán afirmar que no hay democracia interna si no se les hace caso; aunque suelan decir tonterías o ignoren algo tan sencillo de comprender como la necesidad del liderazgo y el respeto a las normas en todo grupo organizado, que no sólo no contradicen la democracia sino que estrictamente la hacen posible. Pero es que en este partido preferimos hacer caso a los que aportan ideas, a los que hacen política para adultos, a los que vienen con un proyecto bajo el brazo; y no a los que llevan años enredando de partido en partido sobre cuestiones puramente orgánicas e instrumentales y dando a todos lecciones de democracia (en definitiva, sobre cómo figurar ellos y no los demás), acariciándose los unos a los otros o a sí mismos en los comentarios de sus blogs, traicionando confidencias, mintiendo o equivocándose sobre devenires locales y anécdotas nacionales porque nunca supieron nada del partido sino a través de Internet, que es su reducto vital, inundando de spam los buzones, destilando durante horas y horas al día una verborrea cibernética que no reformará ninguna institución ni despabilará ninguna conciencia. Esto si pensamos bien; si pensamos mal, pensaremos que alguien promueve este insólito hormigueo de blogueros y foreros a destajo y que no se trata de personajes desequilibrados o inmaduros, sino más bien interesados.

Pero hay vida más allá de Internet. No son esta clase de críticos los que colocaron a UPyD en los parlamentos español, vasco y europeo, y la esperanza de un cambio en el corazón de muchos españoles. Ánimo: seguid a lo vuestro, que los demás seguirán a lo suyo. Nunca me comunico con este curioso gremio vuestro de los disidentes en la red si puedo evitarlo, porque hay formas mejores de perder el tiempo, pero a ti, ya que tuvimos una relación cordial, quería decirte que me decepciona tu actitud y que ahora siento haberte dado un día mi confianza, porque me parece que la eché en saco roto: en nada mejoró ni va a mejorar este hermoso proyecto.

Saludos. Periodista Digital.

1 comentario:

Horrach dijo...

Es de traca lo que está pasando. Mi punto de vista sobre el tema lo acabo de colgar en la web de Gorriarán:Ahí va mi desahogo:Se ha abierto la veda. UPyD ya no es una promesa de partido político, sino una realidad en vías de mejorar y un proyecto cuyo fin consiste en regenerar la democracia española. Hasta ahora la prensa nacional ha sido poco generosa con UPyD, pero de ese no decir casi nada hemos pasado, milagrosamente, a una verborrea ansiosa y vengativa, al desmadre alarmista, de aquellos para los que este partido significa un problema para sus intereses. Incluso algunos que hasta ahora habían mostrado simpatías ahora resulta que trocan sus halagos en desdenes; tal vez será porque ellos sólo valoraban a UPyD como una herramienta para que el PP o el PSOE cambiaran algunos de sus puntos de vista; el proyecto de UPyD en sí mismo no les interesaba nada. Comprobada la capacidad (creciente) que tiene UPyD para perjudicar los intereses electorales de PP y PSOE, se está tratando de hacer con ella lo que el PSOE ha hecho, con gran éxito, con Izquierda Unida: utilizar sus satélites mediáticos para hundir al partido, retirar en un caso a Julio Anguita y cargar en este último con el sambenito de 'dictadora' a Rosa Díez.Estas semanas todo se ha exagerado y sacado de madre. Los que despreciaban a Mikel Buesa precisamente por formar parte de UPyD, ahora mismo lo elevan a los altares de la decencia y la virtud democrática simplemente por haber salido del partido, sin conocer directamente lo que ha sucedido (esto de dar la razón automáticamente a quien se autocalifica de víctima es algo muy arraigado en España, como bien señalabas hace poco, Carlos). Poco inteligente demostraría ser Buesa (hasta ahora ya ha demostrado una personalidad colérica que lo ha llevado a salir pitando de todos los lugares en los que ha estado) si se dejara cortejar por semejantes sujetos y criterios.La consigna ha cambiado, como decía: del 'no hablad de ellos' se ha pasado al 'haced toda la sangre posible'. Los plumíferos a sueldo se han puesto a la tarea. La ínclita Edurne Uriarte, por ejemplo. César Alonso de los Ríos es otro que muestra una clara vocación de escribir al dictado de la calle Génova. Gabriel Albiac, uno más de ABC, alcanza el éxtasis, con su eterna y cansina letanía de que la política, en bloque, toda ella, está podrida y debería desaparecer... ¡para acabar salvando de la quema la figura de doña Esperanza Aguirre! De Althusser a la Aguirre, pocos trayectos ilustran tan poderosamente la tortura interior de un alma como la de Albiac (columnista, por otra parte, que siempre me ha gustado leer).saludos