23 octubre 2005

Sonrisas y lágrimas

Uno es de la opinión de que, cuando el sonriente señor Zapatero negocia con Marruecos a propósito de inmigración o de cualquier otro asunto, debe explicar con claridad qué es lo que da, a cambio de qué y exactamente de qué manera garantiza el régimen marroquí el cumplimiento de los compromisos contraídos en condiciones de respeto a unos derechos humanos que incluso al sur del Gurugú constituyen obligación legal. Tiquismiquis que es uno.

Entre otras cosas, ese régimen con el que negociamos es culpable del saqueo de la nación saharaui. Es causante de un alto número de presos políticos, desaparecidos, casos de tortura y de restricción de la libertad de expresión y de otras muchas libertades, todo lo cual ha sido denunciado públicamente por Amnistía Internacional repetidas veces. La cúpula gobernante marroquí, y ello incluye a la familia de Mohamed VI, es beneficiaria directa de las pingües ganancias de las mafias que explotan el comercio de las drogas y el indigno tráfico de inmigrantes que de cuando en cuando siembra de cadáveres las costas de Fuerteventura o las vallas de Ceuta y Melilla.

Esas connivencias son hoy las nuestras. Tenemos la evidencia sonrojante de que los expulsados de las ciudades autónomas han sido expuestos por las autoridades alauíes a una muerte lenta y cruel en el desierto. Y no asombra tanto su falta de escrúpulos morales como la desfachatez demostrada, insólita incluso en quienes gozan del respaldo de los gobiernos francés y norteamericano, probablemente muy inclinados a concederlo a aliados más fiables –menos menesterosos– que el señor Zapatero. Éste debe explicar qué razones, aparte la necesaria vecindad, lo animan a mantener relaciones amistosas con un déspota responsable de tantos crímenes. Última Hora.

1 comentario:

azuldeblasto dijo...

O quam tristis...
No veo la televisión desde hace dos años, la desenchufé: plim, así de facil; pero escucho la radio cada dia y me levanto con las noticias de las ondas sonoras, y sigo los debates y las tertulias con políticos.
Este tema es tan doloroso que ni me atrevo a mirar imágenes en los periódicos de los que cruzan la valla. Escuchando testimonios en la radio de inmigrantes africanos, entrevistados en una plaza de Madrid que se ha convertido en su "hogar" ( y nosotros que tiramos las cosas viejas sin repararlas) te das cuenta de que algunos llevan aqui años y siguen sin papeles y sin un empleo.Tanta inestabilidad fuera como dentro.
Por otro lado los amigos te hablan de que un inmigrante tiene trato preferente en algunas prestaciones de la seguridad social y que ellos mismos deben esperar turno dándose la paradoja que mis amigos pagan sus impuestos y los inmigrantes aun no.
Creo que todo anda al revés.
Lamento de veras que los pobres desesperados se vean encerrados y tratados como ganado, me recordaba las manos de los prisioneros de los campos de concentración en la segunda guerra mundial, asiendose con ellas a un aire que dentro del vagón ni se respiraba.
Dona eis sempiternam requiem.