04 julio 2005

Matices

Cuando Pere Bonnín matiza sus afirmaciones sobre Castilla y España se revela como lo que verdaderamente es: un hombre de matices; y entiéndase esto como sincero elogio. Sí: Austrias y Borbones escogieron una de las lenguas, una de las religiones y uno de los modelos administrativos de los que disponía su imperio; en particular, los que más garantías de modernidad le ofrecían en aquel momento. Similar procedimiento fue empleado en todos los estados (todavía no naciones) que maduraron en la Edad Moderna: la monarquía francesa arrinconó el provenzal y el bretón y masacró a los hugonotes; la británica se desentendió de las lenguas gaélicas y persiguió los católicos; y los judíos fueron exterminados por doquier. En estos comportamientos públicos influyeron, desde luego, los factores ideológicos, pero sobre todo los más pragmáticos intereses de las clases dominantes. Responsabilizar a los pueblos presuntamente favorecidos (castellanos, ingleses, franceses del norte) de decisiones históricas a las que fueron tan ajenos como las minorías presuntamente ninguneadas, sobre injusto, sería poco inteligente.

Desde el siglo XIX, no obstante, se incorporan al ideario colectivo los conceptos de nación y de soberanía nacional, y luego los de libertades públicas y democracia, y hoy día los errores sí son perfectamente atribuibles a los pueblos que los cometen o los toleran... Qué triste espectáculo el de mi querida Plaza Mayor de Salamanca, el otro día. Triste e indignante. Me consta, y así lo gritaré mientras pueda, que los castellanos que allí se manifestaron no son todos los castellanos; que muchos se avergüenzan de los vítores fascistas, las proclamas anticatalanas, los argumentos gruesos y los insultos personales. Pero ello no me consuela ante la constatación de que tan numerosa grey (porque otro nombre no cabe darle) corra al llamado de un Partido Popular cuyos actuales líderes, desnortados, no saben diferenciar entre la firmeza en la defensa de postulados legítimos y la coz al interlocutor; y es que para manipular sin escrúpulos los sentimientos de la gente ya teníamos a Arnaldo Otegi. Alguien debería explicar a quienes respondieron a la convocatoria que su gesto equivalía a legitimar un saqueo y una dictadura que en Castilla también dejó muertos y represaliados. El problema técnico que supone la devolución de los papeles catalanes a la Generalidad requiere en todo caso una solución técnica; y, con buena voluntad y no mediando el hambre, casi todo es reductible a un problema técnico. Lo demás son los anzuelos envenenados de la demagogia. Que pique quien quiera; yo, sinceramente, prefiero los matices. Última Hora.

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